CAPÍTULO I
Localización geográfica
El Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, localizado en el término municipal de la villa de Villarroya de la Sierra (Zaragoza), se alza a 1.418,294 metros de altura sobre el nivel del mar, en la cúspide de una gran mole compuesta por pizarras y cuarcitas cámbricas cuya formación se remonta a la Era Primaria.
La influencia civil y religiosa originada por esta antiquísima Casa, Hospital y Hospedería a lo largo de un milenio de historia, ha dado lugar a la denominación genérica de la zona como Sierra de la Virgen, espacio natural que comprende territorios de ocho términos municipales ubicados en las estribaciones del Sistema Ibérico, oeste de la provincia y sur del Moncayo.
Las características climatológicas que definen la comarca son de tipo mediterráneo templado con influencias continentales y esteparias. Inviernos fríos con predominio de los fuertes vientos cierzo y regañón, y veranos calurosos con ascendencia del bochorno y algún respiro aislado cuando ejerce el viento solano. Todo ello alternando con las agradables estaciones de primavera y otoño; ciertamente épocas en las cuales el agreste y duro territorio muestra una indiscutible belleza cromática.
El portugués Juan Bautista Labaña, en el año 1610, escribe un Itinerario del Reino de Aragón aportando las explicaciones siguientes sobre el Santuario de la Virgen de la Sierra: "Nossa Sra de la Sierra, he huá Ermida Situada no Cume de huá bem alta Serra", no señalando, por la carencia de medios de la época, los metros de altitud de la misma. Sigue este autor trasladándonos su impresión desde lo alto del Santuario: "A vista he muy dilatada, por que se vem todos os Pyreneos de Aragaó, e parte dos de navarra, vemse as Serras, que ficaó p. sima de Soria, e outros Portos, que me parece serem os que Se Continuao Con Somosserra, e assy m.ta terra de Castella".
Anota también en su libro datos descriptivos del entorno geográfico, además de otros complementarios de carácter demográfico e histórico. En el año 1663, don Diego Escolano Ledesma, obispo de Tarazona, visita el Santuario, y, altamente impresionado por el mismo , escribe un pequeño pero significativo libro titulado Descripción del sitio, Casa y Hospital de Nuestra Señora de la Sierra, término del lugar de Villarroya , Comunidad de Calatayud y Obispado de Tarazona. Ubicado en aquella privilegiada altura, el prelado anota la visión de 15 términos municipales y lugares de los reinos de Castilla y Aragón. Observa también roturaciones en los aledaños del Santuario, siembras de cereal y ganado lanar y cabrío unas 400 cabras pertenecientes al patrimonio de la Santa Casa pastando en las laderas del monte.
Hasta nosotros ha llegado, igualmente impresa, la visión general que sobre el Santuario y su entorno presenta en el año 1687 el R. P. Felipe Aranda, de la Compañía de jesús:" "... no me atrevo á sacar el Pie de su Termino sin saludar primero la Sagrada Sierra, q le domina, y en ella la Soberana moradora de este Termino, lustre y amparo de Villarroya, en su Milagrosa Imagen de nuestra Señora de la Sierra. Formase toda de una Cordillera de Montes, que levantándose sin desorden en desigual altura, cruzan el Termino de Villarroya, ofreciéndose sin horroroso ceño á la vista. En la Eminencia que á las demas domina, haziendo punta á todas las de su Cordillera, y atalayando sin tropiezo de los ojos larga distancia de tierra de Aragón, y Castilla, formó su trono la Santissima Virgen, que de la Sierra, que quiso honrar con su Nombre, y con su Imagen, tomó su Imagen el Nombre de la Virgen de la Sierra". Adviértase que de este último fragmento, aunque de dificultad apreciable para captar su contenido por la forma en que está redactado, se desprende que el significado y sentido del nombre "Virgen de la Sierra" procede del entorno geográfico, y no de la sierra o herramienta -de la cual no hace mención-, que presenta la imagen actualmente en su mano derecha. Sigue el autor describiendo particularidades del c ontorno en parecidos términos: "...El sitio por su altura es frio, y por el rigor de los tiempos, á que la Naturaleza, le expuso, ni aun de silvestre arboleda le dexa enramar, ni vesúr' ( ... ) '... Bien que apenas se dexa sentir la su bida, aunque larga, robados fácilmente, y apaciblemente entretenidos los ojos de quien sube, en la verde hermosura que desembaracadamente descubre la cuesta en las vezinas Valles, que para alivio del trabajo tiene adornadas la naturaleza con varios generos de espesas plantas".
El doctor don Joaquín López, en su libro Hemandad Espiritual. Breve historia y Novenario de la Virgen de la Sierra editado en el año 1790, hace sobre la ubicación del Santuario la relación siguiente: "La Casa, ó Santuario de nuestra Señora de la SIERRA, se halla en el termino de Villarroya, de la Comunidad de Calatayud, y Obispado de Tarazona, en el Reyno de Aragón. A la salida de Villarroya, por la parte del Oriente, se comienza á subir un monte, que es el mas elevado que se conoce por aquella tierra, y desde cuya eminencia se presenta á los ojos una vista sumamente deliciosa, montes, valles, vegas, y Lugares, con una gran parte de los Obispados de Zaragoza, Tarazona, Siguenza y Osma. Al Oriente se ven como un precipicio los terminos de Aranda, Pumer, Gotor, jarque , y Calatrao. Al medio dia los de Valtorres, y Cervera. Al Septentrion, Malanqui- lla, y Clares, y al Occidente Villarroya, y Moros. Lo mas elevado del monte, don de se halla la imagen de Maria Santisima, es muy frio, descubierto, y raso por todas partes, sin arboles fructíferos, ni silvestres. En este sitio, que dista dos horas de Villarroya, se venera la imagen de nuestra Señora, sin que haya monumento auténtico de su origen, ó aparicion'.
Más misteriosa y original resulta la exposición que sobre el Santuario y sus connotaciones esotéricas nos transmite Miguel Martínez del Villar." Éste lo sitúa en el vértice de un hipotético cuadrilátero detentador de energías sobrenaturales -taumatúrgicas- captadas por sus pri- meros diseñadores y constructores: "... y estan en quadrangulo oppuestas a las quatro partes del mundo, q como quatro baluartes fortissimos lo amparan y defienden: Y son, por los grandes milagros que obra el señor en ellas, visitadas de muchas y remotas partes, y Reynos, y se llaman nuestra Señora de la Sierra, de Tovet, de Ciguela, y de larava'. Este cuadrángulo propuesto por Martínez del Villar, 'opuesto a las cuatro partes del mundo", defiende y ampara el espacio c omprendido bajo su influencia, de toda fuerza negativa."
Poco se puede añadir en nuestros días a las definiciones realizadas en los siglos XVII y XVIII por los autores citados. Sí convendría reseñar que a lo largo del presente siglo han sido varias las modificaciones ejecutadas en el trazado del camino que conduce al Santuario, todas ellas practicadas con el objetivo de facilitar el acceso al mismo de las gen tes que allí acuden, o del transporte de materiales siempre precisos para su man tenimiento. Lógicamente, el desarrollo de estos nuevos trazados ha sobrevenido simultáneamente con la evolución técnica y económica experimentada por la socieda d y las demandas que ésta exige -particularmente en el último siglo-, puesto que anteriormente, desde su edificación, los caminos de herradura fueron los únicos conocidos para realizar desplazamientos hasta la cumbre." La repoblación forestal de gran parte de la sierra en torno al Santuario, llevada a cabo por el Pat rimonio Forestal del Estado a mediados del presente siglo, da lugar a importante s cambios en la flora, la fauna y el paisaje de la zona, trayendo a la vez con sigo la construcción de la actual carretera de tierra batida, obra suficiente para permitir desde entonces la ascensión al Santuario de vehículos a motor.
Será, pues, este el escenario natural -elegido según las más antiguas tradiciones por la mismísima Virgen en su aparición para edificar el templo-, donde se producirán a lo largo de un milenio de historia sucesos y acontecimientos que harán del Santuario uno de l os más venerados, admirados y visitados del Reino de Aragón.
Orígenes
Sorprendentemente hemos encontrado una abundante bibliografía en la cual diferentes autores dan cuenta histórica y geográficamente de los posibles principios y situación física de la ermita de Nuestra Señora de la Sierra. Miguel Martínez del Villar, en su segunda parte del Patronado de Calatayud , afirma que esta iglesia de Nuestra Señora, aparecida junto con las de Tovet, Cigüela y jaraba, son herencia de los godos, que durante la destrucción de España -invasión y conquista árabe-" las cubrieron o escondieron para que no cayesen en poder de infieles. Continúa manifestando que: " ... del origen y principio de aquestas Santas Casas de como y en q tiempo aya sido, no se tiene memoria".
La construcción de los cuatro Santuarios data aproximadamente de la misma época (finales del primer milenio, principios del actual), sin que se tenga memoria cierta de ello, y sus orígenes religiosos, similares genéricamente, entroncan según los más antiguos investigadores con las culturas mozárabes" y aun anteriores a la invasión musulmana.
Fray Roque Alberto Facill escribe en el año 1739 que esta Santa Casa fue en sus principios propiedad de la Insigne Religión del Santo Sepulcro," y que posteriormente esta Orden militar la cedió a l a iglesia y pueblo de Villarroya para que bajo su tutela y gestión fuese más continuo el cuidado del culto de María Santísima. Anteriormente, el Santuario había sido posesión querida y preciada de los Reyes de Aragón. Sigue después señala ndo que no hay memoria cierta del año y día en que apareció Nuestra Señora de la Sierra.
El poeta villarroyense Mosénjuan Melendo, presbítero beneficiado de la iglesia parroquial de Villarroya, nos ha dejado un hermoso libro de 422 páginas que data del año 1627, en el cual, mediante estrofas de cinco versos octosílabos -quintillas-, narra 25 milagros ocurridos en el Santuario y en diversos lugares de los Reinos de Castilla, Navarra y Aragón por intercesión de la Virgen de la Sierra. Nuestro poeta relata que es tradición antigua que apareció la Virgen al principio de la "reparación ' de España, por los años 720 en tiempo de Don Pelayo.
Don Mariano del Cos y don Felipe Eyaralar, en su libro Glorias de Calatayud y su antiguo partido editado en el año 1845, hacen un relato de la historia del Santuario con la advertencia de que éste ha sido tomado de otros autores -concretamente de Fray Roque Alberto Faci-, no aportando ninguna novedad que sea digna de mención.
El doctor Juan Francisco Andrés de Uztarroz," afirma que "... no hay memoria cierta que asegure el año de la aparición de nuestra Señora llamada de la Sierra. Por haberse aparecido a un pastor sobre un roble en lo mas encumbrado de aquella montaña, en los terminos de VillaRoya, alli se edifico por los Reyes de Aragon, un Templo insigne encomendandolo á la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, y de aqui pretenden algunos, no sin mucho fundamento, que la aparición de esta ben- dita imagen fue en tiempo del Rey Alfonso el Primero.
En su Novena a Nuestra Señora de la Sierra," el doctor don Joaquín López da cuenta de la situación del Santuario donde se venera la imagen, advirtiendo sobre la inexistencia de documentos auténticos que testifiquen su origen o aparición. Con los ambiguos términos de "algunos opinan, cuentan o dicen", encontramos también referencias que sitúan la aparición de la Virgen en tiempo de don Berenguer,21 príncipe de Aragón y conde de Barcelona. "Algunos" opinan que San Millán," párroco de Tarazona (año 560) y discípulo de Dídimo (obispo de esta Diócesis), escondió en lo alto de la Sierra una imagen de la Virgen que recibía culto cuando la pérdida de España, para librarla de la profanación a que pudieran someterla los árabes. Esta tradición no obstante su carácter piadoso no es en absoluto verosímil, puesto que al tiempo de la entrada en España y posterior conquista de Aragón por los bereberes norteafricanos bajo el mando del emir A yub," hacía ya más de cien años que San Millán había fallecido.
V. Blasco de Lanuza atribuye la pérdida de los documentos en los que constaba la historia real y cierta de los principios de este Santuario al pillaje llevado a cabo por el conde de Medinaceli, don Gastón de la Cerda." Éste se apoderó de Villarroya el día 21 de marzo de 1452, saqueando las riquezas y escrituras de los archivos de la villa, los cuales quemó o se llevó a Castilla de donde nunca más se tuvo notícia.
Fray Gregorio de Santa Ana coincide con la descripción de Lanuza al igual que el doctor don Joaquín López, quien en contraba en 1789 al rebuscar en el archivo de la Casa del Patronato de Nuestra Señora de la Sierra en Villarroya varios pergaminos (iIocalizables o desaparecido s en la actualidad), en los que diferentes Pontífices, Reyes y otras personalidades concedían indulgencias y privilegios a la Virgen y fieles; restos elocuentes del importante archivo desaparecido y expoliado.
Cuentan las distintas fuentes históricas y tradicionales que en el año 1120, el rey Alfonso 1 "El Batallador"" mandó edificar Casa o iglesia Mayor (Dispensario, Refugio, Hostal y Hospital) en el mismo sitio en que según la creencia tuvo lugar la aparición de la Virgen, donde ya se hallaba construida una humilde ermita levantada por los vecinos de Villarroya y, una vez concluida la obra, la entregó al cu idado de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. Posteriormente pasa a custodia de los canónigos del Sepulcro de Calatayud, los cuales, no pudiendo atender debidamente el Santuario, lo entregaron a la iglesia y pueblo de Villarroya.
Descripción del Santuario
La construcción del singular complejo integrado por la Casa, iglesia, Hospital, Hospedería y dependencias que cohesionadas entre sí conformaban en la antigúedad el Santuario de la Virgen de la Sierra, c onstituyen actualmente un abigarrado mosaico arquitectónico en el cual se pueden apreciar numerosas ruinas y sectores abandonados en disparatado contraste con las diferentes ejecuciones de obra realizadas a través de los últimos tiempos .
Evidencian estas yuxtaposiciones una comprensión de los espacios y formas tratados -particularmente en la casa, dependencias y zonas del "sestero"" y planta superior de la iglesia-, aparentemente anárquica, sin un criterio ordenado y coherente con la arquitectura original, igual- mente desprovisto en muchos casos (especialmente las obras realizadas en época contemporánea) de la ordenación estética y sentido racional aplicado en nuestros días para la conservación de edificios antiguos y monumentos artísticos. Definitivamente las nuevas etapas constructivas, ante la carencia de medios económicos, han perseguido como objetivo fundamental el apuntalamiento y sostén de estructuras y la adecuación de espacios para usos lúdicos, gastronómicos y de habili- tación de recursos mediante el alquiler de servicios con destino al mantenimiento del complejo.
Consecuente con la orientación ritual Este-Oeste, característica de los monumentos religiosos, el complejo edificio que conforma el Santuario se divide en tres secciones claramente identificabas, correspondiéndose con la prestación de servicios referenciados para los cuales fueron diseñados cada uno de ellos: El eje central está constituido por la iglesia y sacristías, flanqueadas en su lado izquierdo por la casa, habitaciones y dependencias destinadas a los regidores, servidores y usos generales de mantenimiento y servicios; el ala derecha -actualmente desaparecida-, destinada a hospital y hospedería, con el complemento añadido posiblemente para esta finalidad, de la planta ubicada en la parte superior de la iglesia, correspondiéndose con la misma en toda su extensión y rematada frontalmente por la desaparecida torre en la cual se hallaban instaladas las tres campanas históricas.
Todo el conjunto está asentado y acomodado sobre las duras pizarras y cuarcitas palcozoicas de la cima, utilizando básicamen te para su construcción el mortero y los materiales rocosos extraídos del entorno y de las obligadas excavaciones efectuadas para allanar y transformar la áspera y escarpada cumbre en suelo edificable.' Ejemplo testimonial de este proceso resultan el suelo y las toscas paredes correspondientes con el denominado "Salón de las Margaritas", a las cuales se adosaron con posterioridad ordenadamente seis columnas de buen ladrillo de tipo zaragozano, finamente elaborado y perfectamente colocado, base y partida de las originales arquerías que junto con las de la iglesia conforman este sector. Igualmente, en los accesos a las respectivas estancias donde se encuentran el horno de cocer pan y el aljibe, se pueden a preciar las primitivas escaleras, forzadas a su excavación en la roca debido al desnivel existente desde el patio principal de entrada hasta su planta.
El historiador y matemático portugués Juan Bautista Labaña, hace una particular descripción de la Casa y Santuario: "Nossa Sra de la Sierra, he hua Ermida Situada no Cume de Hua ben alta Serra, nao Se tem noticia de Scú principio; He hua Casa grande, e Capaz de agazallar M. ta gente, p.r q tem M.tos aposentos, e maes de 60. Camas, e a este fim Cavaliericas, Cozinhas, e as maes officinas neccessarias, A Igreya he anti- gua, e escura de roim fabrica, na Capella que he pequena ha hum retabolo de figuras de relevo, que ha roim Esculptura mostra Sua velhice, em hum nicho do meyo está a Imagem de nossa S.ra bem antigua, parece que esta assentada, e que tem o menino Jesus no regaço
Don Joaquín López deja discurrir su ordenado razonamiento ante las gruesas y firmes paredes del Santuario y transcribe: "... Lo regular es, que primero fuera Hermita muy pequeña, y despues fuera creciendo con la magnificencia de los Reyes, que la tomaron á su cargo por la continua experiencia de los favores, que recibian de esta Señora, y se difundian, y aclamaban por toda España. En efecto: este comun empeño de venerar á Maria Santisima en esta Imagen, desde que apareciò, es la causa de dudar en muchas, y atribuir unos al Rey D. Pelayo, otros á D. Alonso I, y á Don Belenguer las muchas donaciones, y magnificencia, que se ve en la fabrica de la Casa".
Fray Roque Alberto Faci anota: "... Es la Iglesia harto capaz, y grande, tiene Coro, Organo y muy buenos Altares, y ellos, y todos los lados del Templo llenos de Presentallas, y memorias de Mi- lagros. El Retablo mayor es de mazoneria con quatro Reyes de Aragon, que sustentan el Palio debaxo del Dosel de la Virgen, en cuyos pies esta el Sagrario, (denotan estos Reyes, ser Casa Real) tiene la Capilla muy rico rejado, y antes de llegar al Altar, ay otro para mayor custodia, y veneracion de la S. Imagen: arden delante de la Virgen muchas Lamparas de plata continuamente'.
El historiador don Manuel Serrano y Sanz nos traslada una valiosísima información sobre el retablo de masonería, basada en el documento de Capitulaciones" realizado entre el Concejo de Villarroya y el escultor Gil de Morlanes para que este último labre un retablo en el Santuario de la Virgen de la Sierra: "... En el año 1482, el concejo de Villarroya de la Sierra le encargaba un retablo para una antigua ermita que, por el sitio en que se halla, era y es aún denominada la Virgen de la Sierra. Tal obra de arte, como las más de aquel tiempo, ha perecido, acaso más por la acción del hombre que por las injurias de los años. Las condiciones impuestas a Morianes eran que en el bancal, que así era llamado entonces lo que ahora decimos predella, con vocablo extranjero que ninguna falta hacía adoptar, había doce profetas de diversas edades (con vultos jóvenes, mediados e antigos) con vestiduras rozagantes (copios os de mantos) puestos en sendos nichos, que separarían pilaretes, cada uno con su rótulo y todos manifestando en sus rostros devoción especial a Nuestra Señora (las caras respirantes a la Virgen), que estaría en medio de ellos con el cadáver de su divino Hijo, transida de dolor, con los improperios o instrumentos de la Pasión, y acompañada, no de San Juan Evangelista o de otro de los Apóstoles, sino del papa San Gregorio, revestido de misa, con un cáliz e el Corpus en la mano, e un capellán pequeño detrás dél. Anacronismo que, con otros mil cometi- dos en el arte religioso, prueban cuán honda era la devoción para sobreponerse al hecho real y buscar tan solamente aquello que más pudiese mover a devoción y llenar el alma de santos pensamientos y de piedad acendrada. Encima del bancal, que llevaría su forzoso ornato de pulse- ras, labraría Morlanes un regio sillón (cadira), donde aparecería la antigua imagen de Nuestra Señora, a la que desde tiempo inmemorial se tributaba culto en aquella ermita; y ya que abajo estaba la Virgen en momentos de agonía rodeada de profetas, la de arriba se ostentaría en medio de cuatro patriarcas de buen ayre, arrodillados y cubiertos con un palio muy complido. A más de las figuras reseñadas, habría por todo el cuerpo del retablo ángeles, y todo él se cerraría con puertas en las que otro artista pintaría, por el lado de dentro, historias de la Virgen. Por último, los motivos ornamentales del retablo habían de ser follajes y enlazaduras, curiosa mezcla de elementos aportados por el Renacimiento y de otros genuinamente nacionales, como íntimamente ligados con el arte mudejar que dejó sus huellas en el admirable tríptico que, procedente del Monasterio de Piedra, se conserva en la Real Academia de la Historia. Un hecho se ve en estas capitulaciones, lo mismo que en otras análogas de aquel tiempo, y es la intervención del pueblo en las obras de arte, que no se limitaba a indicar el asunto, sino que descendía a detalles, como las figuras que habría en cada historia, las actitudes de algunas el color de sus ropajes y aún la tienda en que debía el pintor adquirir el azul de Acre".
Observamos en esta descripción elementos comunes con los relatos de autores como J. B. Labaña o Fray R. A. Faci, que nos hacen pensar en un único retablo sustituido por el existente en la actualidad, obra del siglo XVII.
De los altares que había en la iglesia del Santuario durante el siglo XVIII da la siguiente noticia el doctor don Joaquín López: "Al lado del Evangelio hay tres Altares, que son del nacimiento de nuestro Señor, de nuestra Señora del Populo, y de San Miguel Arcangel, al lado de la Epistola hay dos, que son de San Bemardo, y de Santa Teresa. A mas de lo dicho, á la entrada hay una Capilla de San Josef, en que se dicen Misas, en tiempo de mucho concurso, porque está en disposición de poderse ver la Misa desde fuera de la Iglesia, aunque ésta esté llena de gente".
Tenía la Iglesia del Santuario dos sacristías para el pleno uso de sus menesteres (ambas existen en la actualidad, destinándose una de ellas a otros fines). En la mayor se hallaban instalados los armarios en los cuales se guardaban las joyas ofrendadas a la Virgen y las cañoneras con las ropas y ornamentos del culto. El prelado don Diego Escolano relata sobre las sacristías que había "... jocalias y presentes ofrecidos a la Virgen: manos, ojos, piernas, corazones y demas exvotos en plata y oro'. También aparecían entre los presentes '... ofertas de enfermos custodiadas por unos angeles de talla".
Anejos a la iglesia existían una casa para huéspedes y peregrinos, hospital para pobres y enfermos y viviendas para la gente de servicio con separación de sexos, amplias y capaces que según cuenta la tradición, tenían en total 365 habitación (tantas como días tiene el año ), aunque otros autores más mesurados relacionaban esta cifra con las ventanas y huecos. Era capaz el Santuario de albergar en los días más concurridos de romería, ateniéndonos a otras versiones (J. B. Labaña), más de 2.000 personas. Este grupo de edificaciones constituía un gran bloque cercado como una fortaleza , si bien no quedan en la actualidad indicios ni fragmentos de posibles murallas o cercas que lo atestigüen.
Por los datos recibidos directamente de los últimos santeros y de sus familiares residentes en el Santuario desde principios de siglo, conocemos el uso y destino último que éstos daban a las distintas dependencias del complejo. Así, el sector izquierdo, compuesto por la casa y depen- dencias inferiores, tendría la distribución general siguiente:
Sección izquierda
Primera entrada: presentaba escaleras excavadas en la roca en semirrampa (actualmente transformadas), subida principal a la casa del santero y habitaciones superiores y entrada a las caballerizas y aljibe. La cuadra, situada a la izquierda de la antesala de este último, todavía man- tiene los pesebres necesarios.
Segunda entrada: correspondiente con la estancia donde se encuentra el horno de cocer el pan. Fue también antiguamente acceso principal a la planta superior, conservándose todavía tres tramos de escalera (excavado el primero en la roca, compuesto por cinco escalones de obra el segundo, y cortado el tercero, interrumpido por el forjado del suelo de la planta superior). Estas dependencias han sido usadas hasta nuestros días como teinada o redil para cerrar el ganado lanar.
Tercera entrada: coincide con los bajos del "Salón de las Margaritas", y servía para guardar el ganado cabrío. El salón de la parte superior y cocina actuales (cuyo hogar está situado sobre el cierre o vértice de la arquería, deteriorando lamentablemente con el fuego y el humo los ladrillos de la misma), impiden la visión del conjunto de los arcos que conforman esta estructura, seccionándolos mediante el falso techo; este "invento" antiestético y anacrónico, realizado en época relativamente moderna para darle un a mayor capacidad y servicio a la estancia, ha conseguido crear un caos arquitectónico sin ningún resultado plausible, destruyendo así el concepto artístico original.
Naturalmente, el destino o empleo dado a este sector en los últimos tiempos no se corresponde con el uso inicial para el que fue creado en los siglos anteriores, puesto que no se concibe, por razones higiénicas evidentes, situar el horno de asar carne o cocer el pan en la misma dependencia donde se cierra el ganado. Con mayor fundamento se puede suponer que serían almacenes y cocinas donde estacionar granos, harina, carnes, especias y demás artículos y utensilios que son propios para realizar su cometido.
Por último, las habitaciones de los pisos superiores se corresponderían con las viviendas del mayordomo y su familia, receptor, capellanes, criados y sirvientes, además de comprender salones recreativos, comedores de gran capacidad, graneros, almacenes, archivos, oficinas y demás menesteres según aconsejaran las necesidades de cada tiempo.
Sección Central
La sección central del edificio está conformada por la nave de la iglesia, levantada por los Reyes de Aragón sobre la primitiva ermita, y planta superior de ésta.
La iglesia se compone básicamente de la nave central, coro y altar de la Virgen, más los anexos de la capilla de entrada y sacristías laterales. De su interior han desaparecido las nueve lámparas de plata que en la antigüedad ardían para alumbrar la iglesia, también el altar mayor y los seis retablos, el doble rejado, tallas, órgano, adornos, el tronco de roble original donde se apareció la Virgen (conservado seco durante siglos),' vestidos, ornamentos y jocalías de las sacristías descritos por autores de los siglos XV y XVII. Se conservan varias representaciones pictóricas, tallas en madera, alabastro y escayola de distinto valor artístico; junto a todo esto, un variopinto muestrario de exvotos y objetos diversos. En el altar de la Virgen, situado tras la puerta de rejas de hierro, se encuentra el retablo de masonería dorada del siglo XVII, fianqueado por dos columnas salomónicas rodeadas de hojas de parra y racimos de uva entre las cuales -parte alta de la columna izquierda- reposa una paloma simbólica. En el nicho central al que dan cobertura dos cabezas de ángel situadas una en cada columna, está expuesta la Virgen con el Niño.
Este retablo (concordante como las cabezas de ángel en época y estilo con el de la iglesia parroquial de Villarroya ) sustenta en la parte superior cinco interesantes tallas de madera ajenas a él, colocadas allí accidentalmente. Representan a San Miguel Arcángel, Sanjorge , Virgen del Pópulo y, por último, dos figuras de muchachos o pajes en actitud de sostener en sus manos un palio, pértiga o lanza -queda solamente el hueco donde iría incrustada-, que recuerdan a los descritos por el pre- lado don Diego Es colano, destinados a custodiar jocalías y presentes ofrecidos a la Virgen de la Sierra.
La planta superior de la iglesia (totalmente destruida en su conformación interna), de la cual no habíamos tenido noticia o referencia alguna oral o escrita hasta la fecha, presenta en sus paredes huellas correlativas de tabiques amputados, construidos para la separación de habitaciones, junto con fragmentos de revestimientos y lucidos con zócalo pintado en algunos puntos. Igualmente se pueden apreciar perfectamente los escalonados huecos dejados por las vigas y maderos que componían techo y suelo. Esta gran estancia tendría capacidad para instalar en ella aproximadamente unas 24 camas, complementando el ala derecha destinada a hospedería y hospital
Sección derecha
El sector derecho del Santuario denominado " sestero", delimitado por la pared de la iglesia y muro exterior contiguo, sepulta entre las ruinas los misterios de su destrucción junto con los cometidos específicos para los que fue destinado, puesto que de él solamente permanece en pie la pared o muro original externo y un techo construido en nuestros días para dar cobertura y utilidad al espacio. En tiempos pasados presentaba este sector - dedicado coyunturalmente a corraliza para encerrar el ganado cabrío y lanar- tres plantas fácilmente identificables todavía por las huellas de maderos y lucidos que han quedado entre las paredes interiores, correspondiéndose perfectamente con la altura, ventanas y troneras (ciegas o semidestruidas), presentes en el muro exterior. Este sería, junto con la planta superior de la iglesia, el lugar adecuado para ubicar el hospital y hospedería a los cuales se atribuye desde siglos pasados justa fama por la gran 'caridad y calidad humana de sus prestaciones y capacidad física para emplazar más de 60 camas.
Respecto al enigma de la posible devastación mediante incendio y saqueo apuntada por algunos autores,' sabemos que los grandes acontecimientos bélicos ocurridos durante estos últimos siglos (Guerras de Sucesión (1702-1713), Guerra con Francia (1808-1814), Guerras Carlistas (1833-1840) (1846-1848)(1872-1876), han podido quizá significar mediante acciones de pillaje, la ruina del patrimonio artístico o económico, pero no ha quedado constancia oral o escrita referente a la causa concreta y directa que provocó la demolición de esta parte del Santuario, construido como vehículo fundamental para el desarrollo de fines humanitarios a los cuales se consagraron hospital y hospedería.
En cuanto a la última contienda ocurrida (Guerra Civil 1936-1939), podemos constatar que no afectó absolutamente en ningún sentido artístico o arquitectónico al venerable edificio en su conjunto. Nos queda recogido en documento escrito el relato de los acontecimientos y relación de daños causados en la Santa Casa por el incendio que tuvo lugar en el año 1940. El entonces párroco de la iglesia de Villarroya, don Bienvenido Moreno, los traslada al señor obispo de Tarazona, don Nicanor Mutiloa Irurita, como sigue: "El día treinta y uno de octubre subimos a celebrar la romería tradicional, y según los entendidos, una chispa prendió en el hollín de una de las chimeneas de la casa, exteriormente se apagó, pero desgraciadamente, pasó al interior, prendió en una madera que estaba formando cuerpo con la chimenea y lentamente fue progresando el fuego sin que nadie lo advirtiera, cuando los Santeros se dieron cuenta sería sobre la una de la mañana y ya había tomado tal incremento que a pesar de todos sus trabajos, nada pudo conseguir, entonces decidió bajar al pueblo como así lo hizo, llegando sobre las seis de la mañana y dando conocimiento de lo que ocurría.
Sin aguardar a nadie cogí un caballo y en tres cuartos de hora, me presenté en la Virgen y logré salvarla junto con todo lo de la Iglesia, en menos de dos horas se reunieron más de trescientos hombres que bien dirijidos por los albañiles del pueblo pudieron dominar el incendio sobre las doce del día.
Se ha quemado casi todo el tejado y tres habitaciones, según los entendidos unas cien mil pesetas de pérdidas.
Propósitos? Volver a reconstruirlo de nuevo, lo creo de suma necesidad no sólo para el bien de este pueblo, sino para toda la comarca. Este pueblo responderá bien, y a poco que nos ayuden todos los demás se hará algo notable. Tan pronto como termine la sementera se piensa trabajar para hacer un camino con el fin de que los materiales se puedan subir en carro o en camioneta, y tan pronto como llegue el buen tiempo se dará comienzo a las obras.
Tenemos intención de abrir una suscripción en la provincia y para ello según una disposición del Ministerio de la Gobernación, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia el día 27 de febrero del año actual, se requiere la venia del Sr. Obispo, pues, en su artículo 3º, párrafo 2.º dice: "Acompañarán sus instancias con el documento que acredite la venia del Diocesano, si los actos persiguen fines de naturaleza religiosa". Por todo ello le suplico D. Domingo que si lo tiene a bien y le parece oportuno, me remita a la mayor brevedad ese documento sin el cual, según nos han informado en el Ministerio, no aprobarán la solicitud'.
Respuesta del Obispado de Tarazona:
"En contestación a su atento escrito de fecha 5 de los corrientes, en súplica de nuestra licencia para reconstruir el Santuario de la Virgen de la Sierra, incendiado en parte notable en la noche del día 31 del pasado octubre, aprobando a este fin la suscripción o cuestación pública que las autoridades locales de este pueblo de Villarroya de la Sierra, en cuyo territorio está enclavado dicho Santuario, intentan abrir en la Provincia, por lo que a Nos toca, concedemos la licencia solicitada para la reconstrucción y, por carecer de la cantidad necesaria para llevarla a cabo así en el Santuario como la Parroquia, aprobamos el propósito de las Autoridades locales de pe dir una suscripción a dicho fin entre los pueblos de esta provincia, esperando que singularmente los pueblos comarcanos tan devotos del dicho Santuario, contribuirán a las obras necesarias para que pueda ser abierto al culto reanundándose las romerías que, en circunstancias extraordinarias suelen organizarse por parte de dichos pueblos".
Como consecuencia del incendio se generan una serie de gastos extraordinarios necesarios para atender a su reconstrucción a los cuales se hace frente en gran medida mediante suscripciones, limosnas y donativos aportados por instituciones y personas -anónimas en muchos casos- llegadas de los lugares más diversos. Con estas piadosas aportaciones se hace frente a todo aquello considerado más urgente, logrando paliar en parte la destrucción material causada por el fuego."
Finalmente, atribuir a priori la hipotética destrucción de los diversos sectores (evidentemente desaparecidos) de la antigua fábrica levantada por los Reyes de Aragón, a los elementos y su acción corrosiva parece a todas luces improbable, máxime si tenemos en cuenta que la generalidad de las construcciones originales conservadas hasta nuestros días, así como aquellas otras sobrepuestas o transformadas -principalmente en emplazamientos ya señalados-- permanecen intactas tras varios siglos de antigúedad. En qué dirección investigar para detectar testimonios que avalen o desmientan leyendas, conjeturas o afirmaciones sin demostración documental conocida referente a esta destrucción parece, en principio, tarea ardua y sin abordar hasta la fecha. Probablemente por el abandono y desclasificación del archivo de la Comunidad de Calatayud, consignado actualmente (lo que de él queda) en la Biblioteca Nacional sin ordenamiento alguno, o porque quizá nunca hubo tal destrucción, sino simplemente hundimientos y demoliciones provocadas con el objeto de obtener transformaciones específicas según las necesidades de cada momento, como así presuntamente lo dan a entender parte de las diferentes construcciones y añadidos realizados en distintas secciones.
Del molino de viento, campanas, reloj , horno de cocer pan, carnecería, cuadras para caballerías y ganados, neveras, aljibe, eras para las mieses, pajares y demás complementos concebidos para facilitar la calidad de vida de los moradores de la Casa, poco o casi nada perdura. Unicamente las neveras -en las cuales se conservaba la nieve acumulada entre capas de paja durante todo el año- y el horno de cocer pan, ambos inutilizables actualmente; cuadras, era y pajar desarticulados, con la excepción frente a todo este estado del campanillo, símbolo superviviente del resto de las tres campanas desaparecidas situadas en la ya inexistente torre mencionada ampliamente en los textos milagrosos del siglo XVIII, y del sorprendente aljibe excavado en la roca viva, cumpliendo todavía regularmente su función de almacenar el agua de lluvia proveniente del cercano patinillo.