CAPÍTULO III

Milagros y sucesos extraordinarios atribuidos a la Virgen de la Sierra

Disposición cronológica

Siglos XIV-XVI

Por medio de San Miguel, se obra un milagro en la visita realizada el arzobispo Zaragoza al Santuario de la Virgen Sierra.

1405 a 1454

Libra la Virgen de la Sierra a un inocente de la cárcel en la villa de Ciria (Soria

1503

Resucita la Virgen de la Sierra a una niña de Ibdes, y simultáneamente suena una campanilla en la iglesia del Santuario.

1516

Libra la Virgen de la Sierra a un niño del lugar de Garray (Soria), del peligro de muerte.

1517

Por intercesión de la Virgen de la Sierra, resultan ilesos tras la caída de un rayo, los asistentes a su romería.

1571

Sana la Virgen de la Sierra a un ciego de Sigúenza (Guadalajara).

1587

Sana la Virgen de la Sierra a un hombre de Ágreda (Soria).

1571-1591-1639

Táñese la campana de la casa de la Virgen de la Sierra en ocasiones diferentes.

1578

Libra la Virgen de la Sierra a los romeros de la villa de Aranda (Zaragoza), de los efectos de un rayo caído en la iglesia.

1592

Sana la Virgen de la Sierra a una moza manca de Deza (Soria).

Siglos XVI-XVII

Aumenta prodigiosamente el pan en la casa de la Virgen de la Sierra.

Resucita la Virgen de la Sierra a dos doncellas.

Resucita la Virgen de la Sierra a una niña en la ciudad de Soria.

Resucita la Virgen de la Sierra al hijo de Gerónimo Morales en la ciudad de Soria.

Resucita la Virgen de la Sierra a un niño de Jarque (Zaragoza).

Resucita la Virgen de la Sierra a un pastor de Pomer (Zaragoza) en su santa casa.

Libra la Virgen de la Sierra de morir congelado a un ministro de su santa casa.

Libra la Virgen de la Sierra a un mendigo de ser ahorcado.

Libra la Virgen de la Sierra a un matrimonio de morir sepultado en la villa de Cascante (Navarra).

Sana la Virgen de la Sierra a una moza muda de Zaragoza.

- Sana la Virgen de la Sierra a una moza paralítica de Medina Coeli (Medinaceli, Soria).

- Resucita la Virgen de la Sierra a una doncella de Villarroya (Zaragoza).

- Resucita la Virgen de la Sierra a un mozo a quien mató un rayo. - Sana la Virgen de la Sierra a un obispo de Tarazona.

- Sana la Virgen de la Sierra a un sacerdote de Zaragoza.

1618

Libra la Virgen de la Sierra de morir ahogado a un hombre de Pozuelo de Aragón (Zaragoza).

1639

La imagen de la Virgen de la Sierra abre y cierra los ojos.

Siglo XVIII

- Cae un rayo en la iglesia del santuario respetando las formas consagradas.

- Táñese prodigiosamente una campana en el santuario de la Sierra.

1790

Sana la Virgen de la Sierra a una doncella de un grave cólico renal.

Siglo XX

Incendio de la Sacristía de la iglesia parroquial de Villarroya donde quedó sin daño la imagen de la Virgen de la Sierra.

Descripción de milagros y sucesos

Sin que ello signifique posicionamiento alguno de tipo ideológico, ya que tratamos de que este trabajo sea una investigación de todo lo referente al milenio de historia que se esconde tras los muros del Santuario de la Virgen, trascribimos cronológicamente en este capítulo algunos de los acontecimientos y fenómenos que han sido considerados por distintas fuentes eclesiásticas y en especial por el pueblo llano como hechos milagrosos, y que han sido atribuidos a la intercesión de la Virgen de la Sierra, advirtiendo que la prosa empleada trata de ser coherente con los documentos hallados respetando el estilo literario que los caracteriza.

Por medio de San Miguel, se obra un milagro en la visita realizada por el arzobispo de Zaragoza al Santuario de la Virgen de la Sierra

El Arzobispo de Zaragoza D. Lope Fernández de Luna, nombrado por el Rey D. Pedro IV de Aragón capitán de las fronteras en la guerra que mantiene con el Rey Pedro 1 de Castilla, se encuentra en la comunidad limítrofe de Calatayud al objeto de proceder a la fortificación de ésta y de los lugares confinantes con Castilla, entre los cuales se encuentra Villarroya (año 1366). Preparado y protegido el territorio, quiso visitar la Imagen milagrosa de la Virgen de la Sierra y a tal efecto realiza el camino rezando el Santo Rosario en compañía de un capellán del lugar. Al pasar cerca de un pilar escuchan una voz sorprendente que en tono triste y lastimero suplica. Desmontando de sus cabalgaduras, atan éstas y siguiendo el eco de aquella voz que suena cercana al camino, llegan por fin al lugar donde se encuentra un cadáver, viendo con asombro que la cabeza separada unos pasos del cuerpo, es la que emite las voces. Llegados a su altura habla en alta voz suplicando: Arzobispo Don Lope, confesión... Venciendo su asombro y con gran valor, se acercó Don Lope a la cabeza y ésta comenzó a referir sus pecados recibiendo finalmente la absolución del Arzobispo. Posteriormente la cabeza relata cómo el cielo le ha favorecido con el confesor, debido a la gran devoción que en vida había tenido al Arcángel San Miguel, al cual se había encomendado cuando le habían herido y dado muerte un grupo de enemigos. San Miguel le había asido la cabeza hasta que se confesara y Dios le conservó en ella la vida; dicho todo esto cesó de hablar expirando para siempre. Dando gracias al Señor y a la Virgen tomó el Santo Arzobispo desde ese momento la devoción del Arcángel San Miguel para toda su familia (Luna, Casa de Ricia, Morata), a la que favoreció en numerosas ocasiones como así está atestiguado. Asimismo, volviendo Don Lope a Zaragoza desde la Virgen de la Sierra, edificó la Capilla que tiene La Seo por Parroquia y dispuso su entierro en ésta. Un viejo y consumido pilar de ladrillos levantado en el mismo lugar del suceso a mitad del camino que antiguamente había desde Villarroya a la Virgen, conmemora y perpetúa todavía en nuestros días, el recuerdo de este asombroso suceso que ha dado nombre al paraje conocido como "El pilar de San Miguel".

Libra la Virgen de la Sierra a un inocente de la cárcel en la villa de Ciria (Soria)

Reinando en Castilla D. Juan 11 (1405-1454), un cacique de Ciria villa en el término o confín de los reinos castellano y aragonés entre las provincias de Soria y Zaragoza prendió y encerró en la cárcel del pueblo junto con otros dos, a un hombre de esclarecido linaje, natural de Paredes (actual Sauquillo de Paredes Sorial), afamado por su gallardía, fuerza y valor llamado Bernardo de Paredes. Se le acusa de graves insultos, si bien de todos ellos es inocente, y le condenan a muerte cargándole ,de cadenas, grillos y esposas. Finalmente, temiendo pueda escaparse debido a su gran fuerza y arrojo, le ponen dos barras de hierro al cuello y le dejan así seguro en la lóbrega prisión. Salen los otros dos presos en libertad y Bernardo queda solo temiendo ser asesinado ya sin testigos presenciales, por el cacique del lugar en cualquier momento. Viéndose en este aprieto, implora y reza derramando amargas lágrimas a la Virgen de la Sierra:

Si sois celestial Señora

de pecadores amparo

hoy mi suerte se mejora

que siendo el mayor, es claro que me ayudéis ahora

Estando en esta súplica y trance largas horas, el inocente hidalgo se queda dormido despertando en breve espacio de tiempo en el Santuario de la Virgen de la Sierra delante de su altar, con todas sus prisiones delante y libre de ellas. Queda asustado y piensa en un principio, que está soñando. Los presentes que allí se hallaban, le preguntan qué es lo que ha pasado, y él les cuenta la historia tras lo cual rezan admirados todos juntos al comprender que ha sido un milagro obrado por la Virgen. Las cadenas, barrones, grillos y esposas son finalmente colgados en las rejas para mayor gloria de Nuestra Señora y evidencia de milagro.

Resucita la Virgen de la Sierra a una niña de Ibdes, y simultáneamente suena una campanilla en la iglesia del Santuario

Sucedió que en Ibdes (Lugar de la Comunidad de Calatayud), una niña de siete años llamada Isabel, hija de Estevan de Pasamonte, Procurador General de esta tierra, jugando con otras niñas de su edad cayó de una pared o tapia y perdió la vida. Los niños gritan y acude la gente para ver qué ha pasado, hallando a la tierna doncella tan querida de aquel pueblo, muerta. Tomando a la niña la llevan a sus padres, los cuales quedan consternados.

Sin habla quedó, que es tanta la gran pena que a la voz

en extremo se adelanta

porque un nudo muy atroz

le apretaba la garganta

Padre y madre lloran sin consuelo pidiendo a la Virgen de la Sierra por su hija a quien la madre propone llevársela y ponerla a sus pies. Estando en estos ruegos resucita la niña con gran admiración y alegría de todos. Simultáneamente a estos hechos, en la Virgen de la Sierra Martín López y Juan de Ijar que están orando en la Iglesia, oyen sonar una campanilla sin que nadie la toque, y admirados del suceso, dan cuenta de ello.

Todos dicen que sin duda la Sacra Virgen ayuda

en alguna parte ha dado

y el haber milagro obrado ninguno de Casa duda.

Estevan de Pasamonte (o Passamonte), escribió un libro sobre los milagros de la Virgen de la Sierra anteriormente al suceso ocurrido con su hija Isabel. Este libro, fechado en 1518 y decretado o calificado por Don Guillermo Ramón de Moncada obispo de Tarazona, obraba en poder del Rector de la Santa Casa de Ntra. Sra. de la Sierra. En su confección fue aconsejado y ayudado por el Arcipreste, Doctor y Vicario General e Inquisidor del Reino de Aragón Don Domingo Romeo, natural de Villarroya de la Sierra.

Libra la Virgen de la Sierra a un niño del lugar de Garray (Soria) del peligro de muerte

Hay junto a Soria un pequeño lugar llamado Garray donde se tiene gran devoción a la Virgen de la Sierra.

En este pueblo un día de verano del año 1516:

Cuando de aire deseoso

el labrador codicioso

aventa la paja y grano

y con la hoz en la mano

espigas cortafurioso.

Estando los segadores en el tajo, caminaba tras ellos una mujer recogiendo las espigas que iban quedando. Había dejado a su hijo en un lugar apartado de las mieses mientras ella espigaba, y el niño - debido al gran calor reinante -, se había quedado dormido. Cerca del lugar donde estaba la criatura, dos mulas que se encontraban atadas a un carro, no pudiendo soportar en un momento dado las picaduras de tábanos y moscas, salen de estampida en dirección al lugar donde estaba descansando el niño. Dan voces todos tratando de que se detengan, pero el dolor ha enloquecido a los animales y no obedecen. La madre, intuyendo la tragedia que se avecina, sale corriendo a la vez que implora a la Virgen de la Sierra pidiéndole favor y ayuda para el hijo. Pasa la rueda del carro por encima de la cabeza del niño, y cuando llega la madre ve que la tiene un palmo hundida en la tierra. Lloran todos dándole por muerto, y cuando llegan ven que la rueda sólo le ha marcado la mejilla - señal que tendrá como recuerdo de esta maravilla toda la vida -, pero que está sano y salvo. Madre y segadores dan gracias a la Virgen de la Sierra y llevan al niño al pueblo para dar noticia de lo ocurrido. Posteriormente toda la familia va al Santuario agradeciendo con presentes a la Virgen el favor recibido.

Por intercesión de la Virgen de la Sierra, resultan ilesos tras la caída de un rayo, los asistentes a su romería

En el año 1517, se celebra una romería multitudinaria a la Virgen de la Sierra con asistencia de gentes importantes de Aragón, Navarra y Castilla entre los que cabe destacar a D. Rodrigo Mendoza señor de Morón (Morón de Almazán Soria) y sus cuatro hijos: D. Juan, D. Rodrigo, Dª Isabel y Dª Juana; Fray Pedro Mendoza (Dominico) y con ellos muchos honrados caballeros de gran lustre con sus criados a todos los cuales Dios llevó para que fueran testigos en ese día de un hecho prodigioso. Surgió durante la tarde una tremenda tormenta con estrepitoso aparato de truenos, relámpagos y rayos de aquellas tan temidas que causan pavor en la sierra, aterrorizando por su magnitud y consecuencias a todas las gentes que allí se hallaban y que, por ser demasiadas en aquel día, ni siquiera cabían dentro de la casa. Súbitamente cae un rayo, precipitándose en el interior, y corriendo veloz por ella va causando daño a todo aquel que alcanza. Las gentes espantadas rezan y piden favor a la Virgen para que les libre del peligro. Ante los ojos de todos, un muchacho llamado Antón Pérez es tocado por el rayo de arriba bajo, y milagrosamente no le ocurre nada. El Vicario y la gente que en la Iglesia se cobija, asustados y aturdidos por el fenómeno eléctrico ven cómo ha caído un rayo levantando gran humareda para desaparecer finalmente resultando todos ilesos.

Vueltos en sí gracias dieron

aquella de quien tal bien

en su Casa consiguieron

y también e parabién

unos de otros recibieron.

Sana la Virgen de la Sierra a un ciego de Sigüenza (Guadalajara)

Había en la ciudad de Sigüenza un hombre ciego 1 el cual, tras visitar médicos y procurarse remedios, viendo que no iba a recuperar la vista determinó repartir en obras de caridad su hacienda dándosela a los pobre y necesitados.

Sabiendo que el dadivoso

tiene mucho caminado

Para el eterno reposo

toda su hacienda ha gastado

en dar al menesteroso.

Cuando terminó sus donaciones, él mismo pedía limosna viviendodeella y aún repartía entre los más pobres aquello que sobraba de su sustento. Con el deseo de recobrar la vista partió peregrino un día a la Virgen de la Sierra, confiando en que la gracia de la Serrana le alcance redimiéndole de la ceguera. Después de pasar numerosas dificultades por la falta de vista, lo escabroso del terreno y la distancia, llegado al lugar desde donde se podía divisar a lo lejos el Santuario, le pareció que algo distinguía de la Santa Casa, pero lo atribuyó a la imaginación y al deseo de sanar. Llegó finalmente a la Casa y apenas estuvo dentro comenzó milagrosamente a ver. Una vez delante de la Virgen, pudo apreciarla con claridad, recuperan- do plenamente la vista. Postrado de rodillas humildemente, llorando de alegría y reconocimiento, dio gracias por el bien recibido, volviendo posteriormente a su casa sin ayuda alguna, disfrutando del pago que Nuestra Señora le ha hecho por su gran fe y desprendimiento. Sucedió este hecho milagroso el día uno de abril de mil quinientos setenta y uno, estando de santero Pedro Millán y Mosen Diego Manente de sacerdote semanero. Táñase la campana de la Casa de la Virgen de la Sierra en ocasiones diferentes El día nueve de enero del año mil quinientos setenta y uno, siendo capellán de la Casa Mosen Juan Moncayo y mayordomo Antón Vadillo, se oyeron dos toques de la campana situada en la torre del Santuario. Estaba el vicario celebrando misa y en el momento en que comulgaba, se escuchó un toque de campana sin que se conociera la causa. Viendo que ninguno de los presentes podía ser el tañedor, sube el santero a toda prisa para comprobar quién tocaba, oyendo mientras subía diez campanadas más. Llegado arriba observa que la puerta de la torre está cerrada y baja a por la llave para abrirla mientras la campana sigue sonando. Acaba en este medio tiempo la misa el sacerdote, y en unión del santero y demás personas asistentes, suben a la torre y al abrir la puerta con- templan con espanto y admiración durante largo rato, cómo sin tocar persona alguna, daba la lengua o badajo golpes en la campana tañéndose por sí misma. Duró unos tres cuartos de hora todo el proceso y reflexionando sobre cual sería la causa del suceso, atribuyeron al vaticinio de la victoria naval que poco después (en el mes de octubre), alcanzó de los turcos D. Juan de Austria en Lepanto. El día treinta y uno de julio de mil quinientos noventa y uno, transcurridos veinte años del suceso anterior, tuvo lugar otro prodigio similar. Ocupada la gente de la casa en la faena de la era trillando las mieses y Mosén Pedro Ximenez, capellán semanero, rezando en solitario el rosario a María debajo del coro, oyó que tocaban la campana. Mosén Pedro, reparando en que no es hora adecuada para hacerlo, pregunta a un hombre quién o para qué se tocaba la campana, y éste, no le sabe responder. Le manda a buscar al santero Pedro Millán, el cual venía ya al oír la campana creyendo que quería celebrar misa, y tras las oportunas explicaciones ninguno de ellos ha ordenado que se toque. Concurre la gente y todos suben a la torre hallando la puerta cerrada

Ven la Capilla cerrada

van a la torre, y también

lo está, y abierta y Mirada

como da la lengua ven

sin ser de nadie tocada

Admirados fueron a hacer oración a Nuestra Señora volviendo la genteque había dejado las faenas de la era y demás a su quehacer dando gracias a Dios, pero ignorando si será bueno o malo el indicio.  Posteriormente se le atribuyó el significado de aviso y prevención general de la llegada del ejército castellano contra Aragón con el padecimiento que supuso para este reino. El domingo dieciocho de septiembre de mil seiscientos treinta y nueve, hallándose muchas personas en la Iglesia del Santuario a las diez de la noche, se oyó sonar una campanilla de plata que se encontraba en la Credencia junto al altar de la Santísima Virgen. Los forasteros creen que aquella señal es el anuncio para recogerse, y sin reparar en la posibilidad milagrosa del hecho, se retiran a sus habitaciones y aposentos. Al día siguiente y a la misma hora, vuelve a sonar la campanilla, y esta vez, advertido el toque por los fieles, tratan de comprobar el misterio. Acuden a la Iglesia y ven que está cerrada; van luego a la Capilla de la Virgen y observan con asombro que la campanilla se encuentra en su lugar de la Credencia, sin indicios de que nadie la haya trasladado o cambiado de sitio, puesto que la Capilla permanecía cerrada. Este episodio milagroso, se hizo constar en escrituras auténticas comprobadas y transmitidas por Juan Francisco Andrés de Uztarroz en Chronología de las Imágenes aparecidas de nuestra Señora en el reino de Aragón. Roma, año 1639.

Libra la Virgen de la Sierra a los romeros de la villa de Aranda (Zaragoza), de los efectos de un rayo caído en la iglesia

A nuestra Sierra a pedir

favor, suelen acudir

los pueblos más comarcanos

donde sus intentos cristianos

con fe piensan conseguir

Algunos pueblos ya tienen

señalado el día que vienen

y sólo por no causar

enfado alguno, o pesar

sólo un día se detienen

Unos suben en un día

otros otro, y ocasiones

yo mismo he visto en que había

juntas cuatro Procesiones

en la Casa de María

El día 2 de mayo sube al Santuario la villa de Aranda (Zaragoza). Vienen los arandinos a la Sierra en procesión, celebran misa, y después de dar gracias a la Virgen, bajan nuevamente a su pueblo alegres contando los milagros y hazañas soberanas de Nuestra Señora.

Ocurrió que durante la romería del año 1578, el Vicario que observaba la bajada de la cuesta por la procesión, entendiendo que era más de medio día trata de decir Vísperas. Manda tañer las campanas preocupa- do por la gran tormenta que se está formando y trata de congregar en la Casa a toda la gente que, ya alarmada, presiente el grave peligro que se avecina. El aire de la tormenta forma torbellinos y arrastra todo lo que encuentra a su paso levantando nubes de polvo. Comienza a tronar con gran estruendo y pronto aparecen los relámpagos y rayos acompañados de lluvia y granizo en abundancia, amedrentando a todas las personas que refugiadas en la Casa ruegan a Nuestra Señora. En un momento dado, tras un trueno horrible cae un rayo, rompe el techo y entra en el templo haciendo que todos los presentes caigan en tierra llenos de asombro y temor a la vez que piden favor a la Virgen. A unos los tira, a otros les abrasa los vestidos, algunos corren y a varios les arranca el rosario de las manos creando el caos, la confusión y el pánico generales. Al Vicario le despide el breviario de la mano y le quema a la Virgen el manto abrasando también gran parte del Altar. Da finalmente en las lámparas ver- tiendo parte del aceite y por último, se pierde y apaga en el suelo. De entre el humo y la confusión sale el santero Antón de Abiego para poner un poco de orden y tranquilidad en la aterrorizada gente. Poco a poco, con una vela encendida, entra en la Capilla abriéndose paso por entre los cuerpos, y llegado al altar se pone a rezar a la Virgen. Los presentes se levantan atónitos comprobando que a nadie le ha pasado nada y todos, como salidos de un sueño, comprenden que ha sido un milagro y dan gracias a Nuestra Señora.

Sana la Virgen de la Sierra a un hombre de Agreda (Soria)

A la ciudad de Tarazona (Zaragoza), vino un hombre de Agreda llamado Gerónimo Morales a estudiar Latinidad. No había cumplido aún los 16 años cuando se puso enfermo de "lamparones", grave y dolorosa enfermedad la cual le obligó a volver a su tierra y dejar los estudios. El daño y la pena van creciendo en el enfermo y los remedios de¡ cirujano no alivian su tremendo dolor. Le revienta la piel y encuentra algún alivio, pero en menos de un año está doblemente peor que al principio saliéndole de la barba dos "buezas" (Escrófula, bocio o papera).

De la barba le excedían

dos buezas que no podían

sufrirse porque le daban

grande pena y le afeaban

con el gran bulto que hacían.

Su mujer llamada Francisca Rincón viéndole así llora, se entristece y tiene el corazón afligido.Así pasó, - agotados todos los recursos humanos -, diez años entre implacables dolores y aflicciones llevándole éstos a acordarse de la Vir- gen de la Sierra haciendo voto de visitarla esperanzado en busca de alivio y curación. Acompañado de su esposa, de su madre María López, de Cristóbal Rincón, hermano de su mujer y de Juan Zapata – médico -, parten hacia la Sierra con fe. Llegados a ella el santero los aposenta y poste- riormente bajan a la Iglesia donde pasan rezando toda la noche pidiendo favor. Al día siguiente confiesan y comulgan saliendo todos al exterior "... a divertir algún tanto que hora de comer no era", menos el enfermo que sigue perseverando en sus rezos y rogativas soportando el dolor continúo y amargo que el mal le produce en el cuello. Con el rosario en la mano, sin dejar de rezar invocando al Soberano y a la Virgen, sube hasta la "Sala Larga" - lugar y estancia así llamado -, y allí lo encuentra la madre que ha vuelto del exterior a la Casa. Con gran pesar ve ésta que solo y llorando estaba y le consuela diciéndole que tenga con- fianza y la Virgen le remediará. Gerónimo sigue rezando el rosario hasta que en un momento dado sintió en el cuello un movimiento, y tocándose con la mano comprobó con gran asombro que el mal había desaparecido. Llama a gritos alborozado y feliz a todos y comprueban el milagro dando gracias en la Capilla a la Virgen Santísima.Posteriormente envían a Nuestra Señora un honroso presente como símbolo de agradecimiento por su curación.Oidas todas las partes el notario Juan González hizo auto de todo ello el día 23 de junio de 1587.

Sana la Virgen de la Sierra a una moza manca de Deza (Soria)

Nació en Deza, insigne villa soriana en la raya de Castilla y Aragón, una hermosa niña hija de Pedro Ruiz y María Martínez. A lo largo del tiempo vivieron los tres con gran sencillez pero felices, hasta que los padres muy prematuramente murieron dejando sola y sin amparo humano a la joven doncella. Viéndose ésta en tan precaria situación, determinó irse a servir, consiguiendo colocarse en una honrada casa de Calatayud donde permaneció toda su juventud. Siendo ya muy entrada en años el Señor le probó la bondad, y debido a un accidente le quedó el brazo corvado, la mano se le baldó y el puño se le cerró teniendo dentro apretado el pulgar, a consecuencia de lo cual quedó totalmente impedida para el trabajo. Los señores que la querían mucho buscaron mil reme- dios para tratar de sanarla pero todos en vano, determinando después de un tiempo, que en estas condiciones físicas irreversibles debía abandonar la casa porque no podían mantenerla. Vuelve pobre, sola e impedida a Deza, donde vive mendigando de puerta en puerta durante dos años, pagando unas veces con oraciones lo que le van dando y otras trabajando lo que buenamente puede con la mano sana.Sabedora de que la gente sube a ver a la Virgen de la Sierra, determina ir a su Santa Casa y así, contenta y esperanzada, tras recorrer las cuatro muy largas leguas que separan Deza del Santuario, llega a la cima el día 19 de septiembre de 1592. Ante el altar pasó toda la tarde en oración, hasta que bajó el sacerdote a dedicar su canto a la Virgen. Mientras decía éste las Salves, el santero pedía limosna para la Virgen y ella, viendo que se acerca hasta donde se encuentra lamenta no tener dinero para dar. Por ello le ofrece su humilde corazón con toda la voluntad. En ese momento, aparece en su mano dinero y una voz le dice: ¡da limosna!... Ella pregunta quién le ha puesto el dinero pero nadie sabe nada.

Toma con la mano sana

los dineros y en la manca

los pone, y a la Serrana

Celestial con alma franca

los ofrece muy ufana.

Pone la mano encogida en el plato y ofrecida la limosna se produce la extraordinaria curación. Da una gran voz y todos la rodean quedando admirados y llenos de asombro.Avisado el Rector - Vicario de Villarroya -, el licenciado Pedro López, Comisario del Santo Oficio y éste en compañía del notario Alonso de Soria, subieron al Santuario para comprobar mejor el suceso y dar testimonio. Todos los presente corroboraron los hechos, incluyendo varios vecinos de Deza, los cuales juraron la veracidad del proceso.La moza en agradecimiento a la Virgen, quedó en la Casa a servir.

Aumenta prodigiosamente el pan en la Casa de la Virgen de la Sierra

Siendo santero de la Casa Domingo Asensio, aconteció que estando los caminos intransitables y rotos por el exceso de lluvia caida en pleno invierno, nadie podía subir ni bajar al Santuario quedando éste incomu- nicado. El buen santero, como la gente se queja del mal camino, procura aliviarlo animoso y escribe como responsable del mismo y de su segu- ridad al rector, apercibiéndole de ello para que trate de remediarlo lo antes posible. No obstante su voluntad el rector demora el arreglo debido a la precariedad económica.  Viendo que esta situación se hace insostenible, acude a la caridad de Aranda y Jarque y en ambos pueblos le ofrecen ayuda acordando, junto con Villarroya, subir varios hombres de cada población un día determinado para arreglar los caminos.Cuando vió Domingo Asensio a tanta gente como subió voluntariamente a prestar su ayuda, comprende que no tiene pan para darles de comer a todos, y angustiado por no prever ni ser avisado del evento piensa...

Pobre que haré

cómo en tal caso daré

a tanta gente recado?.

Fue a comprobar el pan que había y vio que sólo tenía para una docena de personas y los que subieron eran cuarenta. ¡Qué haré!, ¿A quién iré? Estas y otras lamentaciones manifiesta pensando que le van a hacer responsable a él por la falta de previsión. Decididamente toma la determinación de mandar hacer comida y se pone a rezar a la Virgen:

Virgen a smiros viene

la gente que ya sabéis

y vuestra Casa no tiene

si Vos no la proveéis

lo que al sustento conviene

Sigue Domingo rezando y pidiéndole el pan, hasta que poniendo fin a los rezos se levanta y va a ver cómo estaba la comida ya que la gente, llegada la hora, venía a descansar y comer. Comprobando que la mesa está preparada pero sin pan, va a las arcas confiando en la Virgen. En efecto ésta no le defrauda y se ha obrado el milagro; las arcas están llenas a rebosar de pan. Admirado y lleno de gratitud sube al momento para decir lo que ha ocurrido y todos juntos llenos de emoción, van a la Iglesia a dar gracias a la Virgen antes de comer.

Resucita la Virgen de la Sierra a dos doncellas

Dos doncellas natuales de Villarroya y Oseja (Zaragoza) respectiva- mente, cayeron enfermas coincidiendo su enfermedad el mismo día, mes y año.Viendo ambas agravar su enfermedad por momentos y siendo devotas de la Virgen de la Sierra, prometen si sanan, subir a la Santa Casa a servirla durante un año como pago del favor.Sanaron de su enfermedad y en cumplimiento de la promesa hecha subieron al Santuario el mismo día sin conocerse ambas, a dar gracias y cumplir lo prometido.Grande fue la amistad que entre las dos floreció en este tiempo, pues al ser una su causa, parecida su edad, sentimiento y circunstancias, pro- piciaron el entendimiento mutuo llegando a ser tan amigas, que no se apartaban una de la otra y siempre iban juntas como dos hermanas. Sucedió que estando las dos un día de gran nublado fregando y limpiando la vajilla, aumentó la tempestad desencadenándose una gran tormenta con abundante aparato eléctrico, y cayendo un rayo donde ellas estaban, las dejó sin vida. Fue tan grande y extraño el ruido producido por el rayo, que Antonio Hernández, el santero, acudió para reconocer el daño causado, y bajando hasta donde se hallaban las dos doncellas, las encontró abrazadas y muertas. Acude la gente de la Casa alertada por el santero, y conocedores de las virtudes que adornaban a las dos amigas, lloran todos la desgracia consolándose a sabiendas de la hermandad y cariño que entre ellas reinaba, puesto de manifiesto hasta en la hora de la muerte.Antonio Hernández manda bajar los cuerpos de las infortunadas y ponerlos junto al altar. Una vez ante la Virgen, todos rezan y lloran con fe pidiéndole que las vuelva a la vida. Despiertan en aquellos momentos las dos doncellas como salidas de un sueño, y preguntan a los asombrados presentes qué es lo que ha pasado. Felices y contentos dan todos las gracias a la Santísima Virgen admirados de su divina providencia. Las doncellas por último, prosiguen su estancia en el Santuario cumpliendo la promesa de servir a la Virgen un año, y acabado éste regresan a sus respectivos pueblos con gran gozo y agradecimiento a Nuestra Señora.

Resucita la Virgen de la Sierra a una niña en la ciudad de Soria

Vivió en la ciudad de Soria un hombre de gran valor e importancia llamado Luis Sánchez el cual tuvo una hija de excepcional belleza y naturales virtudes. Benjamín amado de sus felices padres, la niña, desgracia- damente y como consecuencia de varias enfermedades que contrajo, pierde día a día la salud y la belleza, agravándose por momentos su esta- do. Lloran, rezan y suplican los padres, pero la enfermedad va a más y el fatal desenlace no tarda en producirse.

La madre, transida de dolor y desesperación, va al oratorio y reza a la Virgen de la Sierra:

De la sierra sacra fuente

si mi vida negligente

fue en saberos agradar

¿como me habeis de ayudar

en esta ocasión presente?

prometiendo si su hija vive, darle en cera lo que en kilogramos pesa el cuerpo de la niña. Estando en esta súplica llega al oratorio una de suscriadas con visibles muestras de agitación y nerviosismo, para comunicarle que su hija estaba viva, a salvo de todo mal y tan bella como antes de contraer las enfermedades. Llega rápidamente la señora y encuentra su casa llena de gente que asiste atónita y alborozada a la milagrosa curación.Tal como en sus súplicas habían prometido, pesaron a su hija y haciendo un cuerpo de cera similar, se dispusieron a trasladarlo a la Virgen de la Sierra. Llegados a la Santa Casa entran la niña y los padres de rodillas hasta el altar para hacer entrega del exvoto y darle las gracias. Finalmente, tras dos días de estancia en el Santuario, vuelven a Soria teniendo ya desde entonces y para el resto de sus vidas a la Virgen de la Sierra en su corazón y oraciones.

Gerónimo Morales vecino de la ciudad de Soria, tiene a su hijo enfermo con fiebre altísima. El niño, infante hermoso al que adornan grandes virtudes y perfecciones, se agrava por momentos y tras un proceso agudo muere.Padre y madre lloran desconsolados la muerte del hijo querido provocando especialmente en la madre tal impresión que debido al dolor provocado se teme por su vida.Los familiares y amigos pronto llenan la casa y tratan de consolarles como pueden en su desesperación. Quien mayor tranquilidad da a la apenada madre es la mujer que dió leche al niño cuando nació: su nodriza. Esta, recordándole el caso de Luis Sánchez, el convecino de Soria al cual la Virgen de la Sierra resucitó a su hija, le sugiere que rece a Nuestra Señora pidiéndole que le haga a ella el mismo favor en su hijo. La madre escuchando a la nodriza, entra en una habitación y llorando ruega a la Virgen de la Sierra haciéndole promesa de presentar al niño en la Sierra si éste volvía a la vida. Estando en estos ruegos, súplicas y pro- mesa, llegan hasta ella las voces y gritos de alegría de la gente: ¡Milagro!... ¡Milagro!... oyó, y es que el hijo había resucitado. Posteriormente, tal como había prometido, partieron en romería a la Sierra los padres con el niño acompañados de gran gentío para dar gracias a la Virgen por el favor concedido.

Resucita la Virgen de la Sierra a un niño de jarque (Zaragoza)

El día 9 de mayo, fecha en que todos los años el pueblo de jarque acude en romería al Santuario de la Virgen de la Sierra con gran devoción, Antón Marco, natural de esta villa, junto con su mujer y su hijo subieron a dar gracias a la Virgen por haber curado al infante de un mal que había padecido.Llegaron los tres juntos con una criada que tienen a su servicio, y una vez aposentados en la Casa, dejaron al niño en la cama durmiendo. Al toque de la campana, bajaron a oír misa y terminada ésta después de largo rato, suben a almorzar avisados de que ya está preparada la comida y la moza criada, para más tranquilidad, va antes a ver como sigue la criatura que quedó dormida. Una vez en la habitación ve con sorpresa como en la misma cama donde dejó al niño, hay dos mozos echados a los cuales pregunta por el paradero de¡ pequeño y le contestan que ellos no saben nada. Revuelve las ropas precipitadamente y el niño aparece entre ellas muerto. La moza comienza a gritar llamando a los padres y éstos, lle- gados y enterados, prorrumpen en desconsolados llantos y lamentaciones. Llevan al niño al altar de la Virgen y rezan hasta que llega la salve, en cuyo instante resucita el infante.Regocijados y admirados dan gracias a la Santísima Virgen.

Resucita la Virgen de la Sierra a un pastor de Pomer (Zaragoza) en su Santa Casa.

El santero de Nuestra Señora de la Sierra, Antón Hernández, (hijo de Crespo Hernández), era natural del lugar de Pomer en el Reino de Aragón. junto con él y la familia, viven sus dos hermanos Juan y Pedro, ayudándole en las tareas propias de su menester.

Juan y Pedro tenían por costumbre subir hasta la Casa después de dejar el ganado sesteando en las horas calurosas del verano; dejaban los cayados en el camino y después de hacer una visita a la Virgen volvían al cuidado del rebaño.Un día mientras van subiendo la cuesta, les dan voces desde arriba diciéndoles que su padre ha venido de Pomer a visitarles. Alegres y llenos de ilusión por verlo cuanto antes aceleran la subida jugando a tirar el garrote, atajando para ver quien llega antes compitiendo en fuerza y maestría para tirar o correr. El mayor tira con inusitada fuerza el cayado desde la peña y éste, de forma inverosímil, cae al pozo del agua. Lo busca el pequeño y no logra recuperarlo del fondo, porfiando tanto para ello que accidentalmente cayó al agua y se ahogó.El hermano mayor desconsolado, pensando en el padre y en toda la tragedia que representa el accidente, intenta sacarlo pero no puede impotente ante la profundidad del pozo y sus solas fuerzas, resolviendo entonces dirigirse a rezar a la Virgen en busca de consuelo. Dan la noticia al padre que baja a la Iglesia y encuentra a su hijo rezando en el altar. Preguntándole por el motivo de sus lágrimas éste le dice que su hermano se ha ahogado en el pozo; el anciano rompe a llorar y a los gritos y sollozos acude la gente de la Casa alarmada. Enterados del suceso corren al pozo y ven como el agua burbujea y bulle en el momento en que el cuerpo helado comenzaba a subir flotando. Lo sacan y lo llevan ante la Virgen a quien rezan y ruegan para que vuelva a la vida. Estando en esto el mozo resucita ignorante de lo que estaba sucediendo y todos, asombrados y gozosos, dan gracias a la Santísima Virgen por el milagro realizado.

Libra la Virgen de la Sierra de morir congelado a un ministro de su Santa Casa

Fue un Indio de nación

a quien hirió el corazón

y dejo el alma abrasada

una flecha enarbolada

con hierba de contrición

Entre los muchos milagros obrados por Nuestra Señora de la Sierra es notorio el que realizó con un ministro de su Santa Casa librándole del peligro de morir congelado y cuya historia es como sigue:

Vino a servir a la Sierra un vecino natural de Illueca (Zaragoza) llamado Jaime, realizando entre otras misiones la de pedir limosna para la Casa por los pueblos del entorno. Cierto día de invierno bajó Jaime a pedir a la cercana villa de jarque y estando en este menester cayó una gran nevada. Hecha finalmente la limosna, decide subir a pesar de la tormenta encaminándose al Santuario, pero la ventisca y el exceso de nieve caida se lo impiden obligándole la tempestad a resguardarse bajo un roble. El temporal no amaina y Jaime - viéndose morir -, reza a la Virgen de la Sierra.Así estuvo cinco días naturales cercado por la nieve bajo el roble sin comida ni alimento alguno hasta que de pronto, en un inesperado momento, inundado por una súbita energía que a él mismo le llena de admiración, se levanta y cogiendo toda la carga que traía comienza a caminar ligero y contento hasta el Santuario con el deseo de poder llegar para rezar y dar gracias a la Virgen. Llegado arriba sin desmayo alguno y tras dar las gracias a Nuestra Señora, cuenta a la gente de la Casa lo que le había acontecido, poniéndose posteriormente enfermo de muerte como consecuencia del trance sufrido.Finalmente confiesa, comulga y ya, reconfortado espiritualmente, Jaime muere lleno de consuelo.

Libra la Virgen de la Sierra a un mendigo de ser ahorcado

Juan de Torres, alcalde de la Peña de Alcázar (actual Sauquillo de Alcázar [Soria]), prendió en su municipio a un mendigo llamado Martín al cual perseguía la Unión o Hermandad, acusado de haber matado a un hombre en un campo del término de Malanquilla (Zaragoza). Martín, aborrecido por los vecinos del pueblo debido a su humilde condición, es inocente, pero esta verdad no le exime del tormento al que es condena- do por el alcalde de la Peña para que confiese, debido a los indicios que hay contra él y que le acusan de ser el autor del crimen.Habiendo sufrido la aplicación de tortura sin confesar - puesto que no es el autor -, aparecen dos testigos falsos que juran que Martín es el causante de dicha muerte, condenándole el juez por este testimonio a morir ahorcado en el mismo lugar donde se cometió el crimen. Allí lo llevan, y sintiéndose a punto de ser ejecutado, hinca la rodilla en tierra, se encomienda y reza a la Virgen de la Sierra mirando al Santuario, cuya presencia se descubría desde el collado donde el reo iba a ser ahorcado.

Madre del sacro cordero

Inocente y justiciado

oistes en otro madero

escuchad un sentenciado

Puesto en el trance postrero

Da Martín antes de morir tres cosas:

A la Sierra el Corazón

Al dogal el cuello

Al verdugo el perdón

Puso el verdugo el cordel en su cuello y le arrojó por la escalera, pero éste, aun siendo muy grueso y más que suficiente para aguantar el peso se rompió. La gente se espanta ante este hecho que se atribuye al descuido del verdugo, o a estar el cordel roto o podrido. Vuelve el verdugo a poner otra soga más gruesa y segura, y de nuevo le arroja al vacío rompiéndose al instante por segunda vez. Sin reparar en que aquello no puede ser un hecho natural y aunque la gente sigue asistiendo a los acontecimientos cada vez más espantada, el juez no le perdona y siguen poniéndole un tercer cordel, asegurándose y haciendo todo lo posible para quitarle la vida por este procedimiento. Volviendo a empuñarle por tercera vez al vacío, aun antes de caer, nuevamente se rompe el cordel provocando este tercer suceso la reacción de la gente, que prorrumpe en vivas y comienza a dar voces diciendo que la Virgen lo había librado, pidiendo a su vez que no lo maten, porque es inocente y al fin han comprendido que la Virgen interfiere en su favor. Así lo reconoce el juez ordenando su libertad y Martín, dando gracias a Nuestra Señora, sube posteriormente a la Santa Casa donde se ofrece a su servicio por el resto de sus días.

Libra la Virgen de la Sierra a un matrimonio de morir sepultados en la villa de Cascante (Navarra)

Vivía en la villa de Cascante un hombre llamado jimeno García el cual, aunque en principio muy rico en hacienda y bienes, por su mala administración y falta de amor al trabajo, terminó dilapidándolo todo a lo loco. Solamente le quedó de tantos bienes como tuvo, una casa vieja y en deplorable estado de conservación. Allí quiere vivir jimeno con su mujer viéndose ya pobre y teniendo que mendigar para poder sustentar- se, pero tan malas son las condiciones de habitabilidad de la vivienda, que los vecinos y amigos que aún conserva el matrimonio les advierten del peligro, aconsejándoles que si van a vivir en ella, la arreglen en lo posible para evitar desgracias. Jimeno y su esposa van a ver el estado de la casa, y hallándose en este menester se derrumba el techo y se les viene encima. Imploran a la Virgen de la Sierra, y en esta situación angustiosa, ven cómo cae una viga enorme hacia ellos pensando que les va a matar, pero ésta, hace un gran agujero en el suelo y quedan los dos sepultados en él salvándose de morir aplastados. Bajo tierra, pero vivos, rezan y llaman a la Virgen de la Sierra creyendo que ya nadie les va a oír. Los vecinos que les habían visto entrar y después del derrumbe ven que no salen, piensan que han muerto; así que con azadas, palancas y demás herramientas comienzan a desescombrar para desenterrarlos, retirando enseres, maderos, tejas, etc. Al fin llegan a ellos salvándoles de una muerte cierta. Con posterioridad al suceso y reconocido éste como milagroso, viaja el matrimonio, acompañado de gran parte del pueblo, hacia el Santuario para dar gracias a Nuestra Señora.

Sana la Virgen de la Sierra a una moza muda de Zaragoza

Un hombre honrado vivía

con honrada compañía

sin serle de males causa

que a veces la mujer causa

antes pesar que alegría

Vivía en Zaragoza un matrimonio que después de tiempo de casados, queriendo tener hijos no lo conseguían. Por fin su esperanza y gran deseo se vió cumplido, y una hermosa niña vino a llenar de alegría la casa del honrado matrimonio. Pasados tres años de felicidad, los padres con gran alarma y desconsuelo van observando que la niña no habla, confirmándose con cada día que transcurre la triste sospecha de su condición. En efecto pasan diez, quince, veinte años y la niña, ya convertida en mujer, sigue sin pronunciar palabra. Los padres han probado en este tiempo toda clase de remedios y fórmulas para que su hija tenga voz: bendiciones, baños, hierbas, etc., pero no consiguen nada. Rezan a la Virgen del Pilar, pero tampoco obtienen resultados. Por último rezan a la Virgen de la Sierra, y recordando los muchos milagros que ésta ha realizado, parten hacia el Santuario. Llegados a la Casa y después de rezar seis días, el sábado a medio día, puestos en la mesa para almorzar, echan de menos a su hija muda; la mandan a buscar y la encuentran en la Iglesia. El que la fue a buscar notó que estaba sola y hablando, y desde la puerta escuchó que decía:

Madre de Dios amorosa

de donde yo merecí

esta merced tan grandiosa

Virgen ¿ Qué habeis visto en mí

para hacerme tan dichosa?

Vuelve rápidamente para decir a los padres de la moza lo que había visto y escuchado y todos corren hacia la Iglesia para comprobar con asombro que su relato era cierto. Alborozados y con lágrimas en los ojos, rezan y dan gracias a la Santísima Virgen de la Sierra olvidándose todos de comer.

Sana la Virgen de la Sierra a una moza paralítica de Medina Coeli (Medinaceli-Soria)

Don Diego de Villareal y su esposa - ambos de linaje principal -, tenían una hija paralítica. La niña había contraído la grave enfermedad a los nueve años y ésta le causó para siempre torcimientos de un ojo, cuello y boca. Sus padres le buscaron durante mucho tiempo todo tipo de remedios, pero ninguno lograba curarla. Después de mil experiencias y agotada definitivamente la ciencia humana, vuelven sus ojos a Dios suplicándole por su hija. Acuden también a un sacerdote llamado mosen Barrasa para que medie con sus rezos ante el Señor. Después de orar ininterrumpidamente durante seis días leyendo el Evangelio y demás oraciones, ayunos y penitencias para tener más propicio a Dios, no con- sigue nada y la moza seguía teniendo la cruel enfermedad. El sacerdote afligido, viendo los nulos resultados, habla con los padres consolándoles como mejor sabe, y les recomienda que ofrezcan la niña a la Virgen de la Sierra llevándola ante su presencia, pues presiente que allí la Virgen la sanará. Aceptan los padres de inmediato la propuesta de mosen Barrasa, se arrodillan y rezan invocando a la Virgen de la Sierra con gran devoción prometiendo subir a visitarla y, hallándose en estos trances, repentinamente su hija sanó, volviendo a su ser original el Ojo, la boca y el cuello.

De repente se volvió

la boca y ojo a su ser

el cuello se enderezó

dando patente a entender

ser la Virgen quien lo obró

Los padres, locos de alegría, subieron al Santuario a dar gracias a la Virgen, contaron el caso y fue testificado ante un Notario y otras gentes.Como testigos: Juan Bernón y Pedro Casado vecinos de Añón (Aniñón, Zaragoza). Pedro González vecino de Moros (Zaragoza).Los sacerdotes: Pedro Ximénez, Juan Barbancho y mosen Verastegui. El santero: Antón Sobrino.todos y otros muchos fueron testigos de lo que cuentan los padres.

Resucita la Virgen de la Sierra a una doncella de Villarroya (Zaragoza)

Pedro González Marco natural y vecino de Villarroya de la Sierra, vivía feliz junto con su mujer y su hija hasta que acontecimientos adversos vinieron a turbar la dicha familiar.Ocurrió que un día la joven, doncella de gran belleza y virtudes, fue hasta unas casas en estado de ruina colindantes con la de sus padres y de improviso, desprendiéndose la pared de una de ellas, le cayo encima de lleno causándole la muerte. Al oír el horrible estruendo producido por el derrumbe, se congregan los vecinos y entre ellos sus padres, que al enterarse de la desgracia lloran desconsolados y afligidos. Llenos de angustia retiran piedras y maderos para sacar a la hija de los escombros, mientras sollozan y piden a la Virgen de la Sierra devuelva la vida a su hija a la vez que confiesan su negligencia por no haber previsto el peligro. Sacan a la doncella difunta y estando en súplicas y ruegos a la Virgen, padres y vecindario ven cómo la moza comienza a moverse y resucita asombrando a todos. Los padres ofrecen a su hija para que sirva en la Santa Casa durante seis meses y así lo cumplen posteriormente en agradecimiento a Nuestra Señora, llevando a cabo la joven su devoción y voto con la alegría y gozo que da el beneficio obtenido.

Resucita la Virgen de la Sierra a un mozo a quien mató un rayo

Es verano y los labradores se encuentran en plena faena segando los campos poblados de abundante y maduro cereal. Gradualmente el cielo se va nublando y los cada vez más espesos nubarrones que se forman, hacen presagiar una fuerte tormenta característica de la época estival. El santero, en previsión del peligro que se avecina, manda a un zagal que vaya a tañer la campana con el toque de nublado para que la gente se recoja. El joven obedece y sube rápidamente viendo cómo se oscurece cada vez más mientras truena horriblemente y las ramas de las encinas entrechocan por lo fuerte que viene el aire de la tormenta. Llena de temor, la gente acude y van a rezar pidiendo que la Virgen les ayude. Con un trueno horrible cae un rayo y todos quedan espantados por su magnitud; luego, notaron que había parado de sonar la campana y presintiendo que algo malo había ocurrido, el santero, junto con algunos otros, subió para comprobarlo hallando al muchacho tendido en tierra y falto de aliento ya que el rayo, cayéndole de arriba abajo, le había dejado sin vida. Impresionados y afligidos por el suceso, lloran y se lamentan el santero y demas gentes de la Casa. Toman el cuerpo y lo bajan al altar comenzando el vicario a rezar una salve. Mientras todos rezan y lloran, el joven resucita causando estupor y admiración general.Al mozo le quedó como recordatorio y señal de este suceso milagro- so la cabeza torcida para toda la vida.

De aquella señal arguyo

Que fue porque el mozo viese

quien era (aunque indigno) y cuyo,

pues porque no se perdiese

le señaló Dios por suyo.

Sana la Virgen de la Sierra a un obispo de Tarazona

El obispo de Tarazona D. Andrés Martínez, hombre docto y prudente, era muy devoto de la Virgen de la Sierra, teniendo por costumbre subir de vez en cuando al Santuario y allí, libre algunos días de sus ocupaciones pastorales, gastaba su tiempo en santas contemplaciones para volver nuevamente a sus tareas, física y espiritualmente reconfortado.En una de estas ocasiones en que D. Andrés estaba en la Santa Casa, sucedió que repentinamente cayó enfermo, manifestándosela un acceso de fiebre que iba en aumento continuo. Llamados los médicos, aplican al paciente mil remedios que no detienen el proceso febril, diagnosticando la enfermedad como mortal.

Todos que su señoría

es muerto con agonía

dicen, y con gran pesar

y así comenzó a llorar

donde acabó la alegría.

La enfermedad se acrecienta y el desahuciado enfermo hace temer un desenlace inmediato Hallándose a la sazón en el Santuario un hermano del Sr. Obispo y viendo el peligro de muerte en el que éste se hallaba, postróse delante de la imagen de la Virgen suplicando con lágrimas en los ojos devolviese la salud al enfermo, pues por estar ya agonizando todos verían en ello su intercesión. Coincidiendo con sus ruegos notan los médicos una mejoría en el Obispo que no se explican.

En tan breve tal bonanza

dicen, obra es celestial

que nuestra ciencia no alcanza

como el curso natural

pueda hacer esta mudanza.

Por momentos mejora la salud del enfermo, y mandan llamar al hermano que afligido seguía rezando y rogando postrado ante la Virgen para que sepa de la mejoría que se acrecienta por momentos con gran alegría y consuelo de todos.Sanado totalmente, el Obispo vuelve a su casa y envía en agradecimiento una rica corona de plata a Nuestra Señora.

Sana la Virgen de la Sierra a un sacerdote de Zaragoza

Vivía en Zaragoza un presbítero llamado mosén Alfajarín afectado de perlesía, grave enfermedad que le produjo parálisis. Trataba por todos los medios mosén Alfajarín de remediar sus sufrimientos pero no lo con- seguía. Haciéndose llevar - dado su estado de postración -, visitaba las capillas de Nuestra Señora de¡ Pilar, del Portillo, Santa Engracia y otras para pedir a Nuestra Señora, pero no obtenía buenos resultados para su enfermedad Viendo que no conseguía el alivio esperado, se hizo llevar a la Virgen de la Sierra confiando en su ayuda.

Llego pero tan cansado

y del aspero camino

tan molido y fatigado

que luego que a casa vino

casi por muerto le han dado.

Descansó un poco y entró en la capilla donde pasó toda una noche rezando postrado en un colchón ante la Virgen tal como había hecho voto. Llegó al amanecer gimiendo y orando, y se dispuso a rezar con toda devoción Maitines de Nuestra Señora, al término de los cuales se arrodilló y se quedó dormido. En su sueño ve a la Virgen y ésta le cura. Despierta después de breve tiempo y se halla realmente sano y sin parálisis. Con gran contento y lágrimas en los ojos dio gracias a la Virgen celebrando misa a continuación para todos los presentes - lo cual no hacía desde mucho tiempo atrás por su enfermedad -, agradeciendo nuevamente con gran fervor a María su curación.Tras una estancia de varios días en el Santuario ocupándose de su servicio, tornó a Zaragoza contando a todos su milagrosa curación.Mosén Alfajarín aumentó su devoción y agradecimiento a la Virgen de la Sierra haciendo voto de rezar cada día el oficio de Nuestra Señora, y enviando para el servicio del altar dos vinajeras de plata a su Santa Casa.

Libra la Virgen de la Sierra de morir ahogado a un hombre de Pozuelo de Aragón (Zaragoza)

Juan de Mendiola, gran devoto de la Virgen era del lugar de Pozuelo de Aragón. Tenía allí la posada que era su casa, y en ella daba albergue con gran solicitud y gusto a las gentes que bajaban de la sierra.En cierta ocasión él y su hermano Pedro, acompañados por Domingo Almoraxi, partieron juntos camino de Zaragoza, cada uno con su carro cargado de trigo y cebada para el mercado (esto ocurría el 16 de marzo de 1618). Llegados al vado que hace el río Jalón en los campos de Plasencia (dejaron), se disponen a cruzarlo, pero el río baja tan rápido y crecido debido a las grandes nevadas habidas durante el invierno, que pronto se dan cuenta de que hacerlo es imposible. Saben que corren grave peligro, pero encomendándose a la Virgen de la Sierra se deciden a pasar pidiendo que les ayude. Toma cada uno su carro y arreando a las mulas entra en el agua el primero Domingo Almoraxi, luego Juan Mendiola y por último su hermano Pedro. Salen los dos primeros después de dura lucha y zozobra y se vuelven para ver cómo va Pedro. Este no puede con la corriente y ven cómo le vence el río. Le dan voces de ánimo hasta quedar roncos, invocan a la Virgen de la Sierra, pero las aguas exceden a sus fuerzas y finalmente el carro dando la vuelta lo arrastra consigo des- pareciendo bajo la corriente. Así, nadando y sumergiéndose, va río abajo un tramo como "de arcabuz un tiro largo".Cuando Pedro se ve cubierto por las aguas pide a la Virgen de la Sierra que le ayude y dé favor. Súbitamente siente debajo del agua un gran resplandor y oye una voz que le dice: No te de cuidado alguno ni temas este trabajo esfuma, que aunque importunote tiene el agua debajo saldrás sin daño ninguno.Le da ánimo y valor aquella voz y sin saber cómo, él y las mulas junto con elcarro salieron sin daño alguno del río. Tan milagroso como salir resultó que de la cintura para arriba quedaran las ropas con que se vestía completamente secas. Solamente una talega echaron de menos en el carro y otra que al entrar en el río había dejado encima de las demás porque en ella llevaba 13 escudos. Una vez buscada la hallaron debajo de todas en el fondo del carro. Dieron infinitas gracias a la Virgen, y comentado el suceso, Mateo La Fuente, Notario de Pozuelo, dió fe de autenticidad registrándolo en sus notas.La imagen de la Virgen de la Sierra abre y cierra los ojos Este singularísimo prodigio tuvo lugar el día 7 de octubre de 1639. Dicho día,hallándose muchas personas rezando en la capilla a las 4 de la tarde, observaron cómo la Virgen cerraba y abría los ojos. Admirados de ello, divulgan el suceso a las gentes de la Casa y acuden éstas para ser testigos de lo que les han comunicado. Todos comprueban efectivamente, cómo la sagrada imagen mueve los ojos, advirtiendo que cerraba casi todo el derecho y no tanto el izquierdo; asimismo el rostro de la Soberana aparecía mudado, denotando una expresión como enojada. Este hecho tuvo lugar durante una hora aproximadamente y de ello se tomó nota por escrito, dando también una relación de personas asistentes dignas de fe y todo crédito, las cuales testificaron y autentificaron el prodigio. Cae un rayo en la iglesia del Santuario respetando las formas consagradas En uno de los días de tormenta tan habituales en esta tierra, cayó un rayo o centella en la Iglesia de la Santa Casa, no encontrándose en ese momento persona alguna en la Capilla. El fenómeno eléctrico en su discurrir apagó todas las lámparas que estaban delante de Nuestra Señora, dejando solamente una de ellas encendida. Pasa a continuación por la Credencia que está junto al altar chamuscando las formas no consagradas que estaban en ella y de allí, subiendo, abrió el sagrario y no tocó las que estaban consagradas. Siendo como era anteriormente el rostro de la Virgen muy moreno quedó desde entonces blanco. Táñese prodigiosamente una campana en el Santuario de la Virgen de la Sierra El día 4 del mes de noviembre del año 1710, prodigiosamente y con el correspondiente asombro de las personas que en ese día se hallaban presentes en la Casa de Nuestra Señora, una campana de las tres que había en la torre del Santuario denominada María de la Sierra, comenzó a sonar sin que nadie la tocase. Dichos toques, dados con pausas, duraron desde las cuatro hasta las nueve de la mañana, siendo presenciado el prodigio por los sirvientes de la Casa: Silvestre Lázaro, Manuel Zamora y Francisca Muñoz y asimismo escuchados por el capellán, presbítero y resto de los moradores que en ese día allí se encontraban. Posteriormente el Sr. Obispo de Tarazona abre una investigación sobre dichos sucesos. Sana la Virgen de la Sierra a una doncella de un grave cólico renal. Encontrándose por el año 1790 gravemente enferma de un cólico agudo de riñon mal de hijada y/o mal de piedra, una doncella de Atienza (Guadalajara), acude a la Casa de Nuestra Señora de la Sierra para pedirle favor y remedio a su mal. Reza y suplica hincada de rodillas delante de la Virgen largo tiempo esperando una señal, pero viendo que no obtiene respuesta y curación en el momento, se despide de ella convencida de no ser merecedora de su gracia. Intenta pues levantarse para salir y en ese instante, milagrosamente se desprendió de su interior una piedra enorme, quedando liberada en el acto de sus males. El tamaño de la piedra, de color blanquecino, es tan grande como un huevo y causa tanta admiración por su dimensión inusual y extraordinaria, que los responsables del Santuario la engastaron en plata,conservándola así en la Casa para mayor gloria de la Virgen y testimonio irrefutable del milagro acontecido. Incendio de la sacristía de la iglesia parroquial de Villaroya donde quedó sin daño la imagen de la Virgen de la Sierra Carta del cura párroco al obispo de Tarazona dándole cuenta de los sucesos ocurridos en la iglesia de Villarroya el 29 de octubre de 1958: «Tengo el profundo sentimiento de comunicar a V.E. que, sobre las cinco de la mañana, me avisan de que la Iglesia estaba ardiendo, personado seguidamente en ella, pude comprobar que lo que ardía era la sacristía por su calaje, inmediatamente se han tocado las campanas a arrebato y la inmensa mayoría del pueblo se ha personado coadyuvando activísimamente en la extinción del fuego, quedando éste sofocado en menos de una hora. En previsión se había avisado a los bomberos de Calatayud, personándose el Sr. Alcalde acompañado del Sr. Aparejador, dejando según ellos todo preparado por si se precisaba. G. a Dios no han sido necesarios sus servicios. Se ha quemado la casi totalidad de la ropa que había en los cajales, se han chamuscado las Imágenes de S. Pedro, S. Isidro, el Santo Cristo que había en la sacristía, menos, la Virgen de la Sierra que sacábamos de procesión, los cuadros que había alrededor menos el de más mérito, el archivo intacto. Causas, es casi seguro, fue una chispa que los monaguillos sin darse cuenta al darle al incensario después de la Exposición introdujeron en alguno de los armarios del calaje y que se ha ido requemando poco a poco durante la noche hasta que esta mañana el humo ha avisado. Con el calor se ha desprendido el cielo raso y parte de las paredes, ya hemos descombrado y seguidamente mandaré a V.I. dos presupuestos, uno de cielo raso con cañizo y yeso y otro con tablex, esto como medida más urgente, de todas maneras nada se hará hasta que V.E. ordene lo cree más conveniente. He pensado también abrir una suscripción y solicitar la ayuda de las almas buenas, todo esto claro está contando con el beneplácito de V.E.»

Contestación del Sr. Obispo:

«Tarazona, 31 de octubre de 1958

Visto este escrito. En consecuencia, comuníquese al recurrente nuestro sentimiento por el siniestro de que se trata y que aprobamos el plan que propone para reparar los daños, a) de formular proyecto y presupuesto sometiéndolo a nuestra aprobación, y de solicitar ayuda caritativa a los fieles.

Firmas: Obispo de Tarazona

Consejero».

Favores excepcionales concedidos por la Virgen a la venerable Isabel Pobar y Maestro En el año 1687 publica el impresor de Zaragoza Domingo Gascón el libro: Vida,virtudes, y gracias de la venerable sierva de Dios Isabel Pobar, y Maestro. Natural de Villarroya, en la comunidad de Calatayud. Su autor es el M.R.P. Felipe Aranda de la Compañía de Jesús, Calificador del Santo Oficio, y quien lo da a conocer el doctor don Juan Herrer y Pobar, rector de la parroquia¡ de Santa Cruz de Zaragoza, hijo de esta sierva de Dios.Extraemos de este libro el texto íntegro por el que se otorga la correspondiente licencia religiosa autorizando su publicación:Yo Diego Ximenez Royo, Provincial de la Compañía de Jesús en la Provincia de Aragón, por particular Comisión que tengo de¡ Reverendo Padre Domingo María de Marinis, Vicario General, doy licencia para que se imprima un libro intitulado Vida de Isabel Pobar, que ha compuesto el Padre Felipe Aranda, Religioso de dicha Compañía:el cual ha sido visto, y examinado por personas graves, y doctas de nuestra Religión. En testimonio de lo que di esta firmado de mi nombre, y sellado con el sello de mi Oficio en esta Casa Professa de Valencia á 15 de Abril de 1687

Datos biográficos:

En la Comunidad de Calatayud, ilustre porción del Reino de Aragón, una de sus mas numerosas, y principales Poblaciones es la de Villaroya, ventajosa, respecto de todas las demás, por la dicha de tener en su Distrito, á distancia de sola una legua, la Santa Casa, y Hospital de Nuestra Señora de la Sierra, Santuario celebre en Aragón. En esta Villa nació Isabel Pobar á siete de Abril del año mil seiscientos y diez. Siguiendo la información del padre Felipe Aranda podemos añadir que sus padres fueron Juan Pobar, natural del mismo lugar de Villarroya - miembro de la cofradía de San Millán-, e Isabel Maestro, natural del lugar de Baltorres, de esta misma comunidad. La singularísima vida de Isabel Pobar, colmada de extraordinarios acontecimientos y sucesos milagrosos, transcurre entre su pueblo natal Villarroya, Baltorres, Calatayud, Huesca y finalmente Zaragoza, ciudad donde muere en olor de multitudes en 1679 a los 69 años de edad siendo enterrada en la capilla de San Ignacio de Loyola. La grandeza de los hechos protagonizados por la venerable Isabel, acontecidos y culminados en los diferentes lugares donde vivió, están avalados por los testimonios de las más eminentes personalidades de su tiempo,y recogidos admirablemente por don Felipe Aranda. Resalta- remos solamente los que consideramos más significativos para su exposición referentes a la Virgen de la Sierra. ... A esta Sagrada Sierra con alentados pasos de Devocion subia nuestra Isabel, cuantas veces la daban desembarazo las obligaciones de su Casa, y beneplácito la voluntad de su confesor: y subia, sembrandola de heroicos actos de mortificación, y recogiendo por manos de María Santísima, á manos llenas, copiosa cosecha de favores. Lo menos, era el vencer la fragosidad de la cuesta, á pies descalzos: buscabales nuevo tormento, arrojándolos sobre Aliagas de que sembraba á veces la senda, para dexarla regada de su Sangre Don Lucas Maestre, primo de Isabel Pobar, médico de don Juan de Austria y posteriormente del rey Carlos II, llevó a ésta movido de su fe y devoción, un manojo de rosarios para que les diese su bendición. Isabel humildemente, le dice que los deje si tanto confía en sus oraciones. Acude la sierva de Dios a la Virgen, suplicándole que atienda a la buena fe de persona tan cercana, ya que ella no se veía digna de bendecir aquellos rosarios. Apareciéndose la Virgen le ofrece desempeñar su intercesión, toma los rosarios en sus manos y sube al cielo con ellos. Isabel posteriormente,, dió los rosarios al doctor Lucas Maestre recomendándole encarecidamente que los tuviese en gran estima, como sucedió. ... Dos vezes en el año suele subir á la Virgen en Procesión de todo el Pueblo la Iglesia de Villarroya, aviendose tomado providencia de dar un ligero refresco, a cuantos suben. Subía una vez destas Isabel, y con la fatiga del camino, recargada sobre la falta de su sustento, sintióse con hambre. Salióle al encuentro la Virgen de la Sierra, junto la Ermita, que dixé ayer sido el primer trono de la Imagen, llamada, la Salceda: y con apacible semblante la dixó: Vienes, Isabel, por el refresco o por mi afecto por vos, Señora, vengo; respondió prontamente Isabel, y, pues, tienes mucha hambre? añadió la Virgen. Y al respondella Isabel, que si, le puso delante una Cestilla de Pan hermosissimo, diziendola: He ahi pues: toma y come. Tomo Isabel un Pan en sus manos, y reparando, que con ser bien pequeño, apenas le podía sostener en las dos, exclamó llena de súbita admiración. Señora, como, siendo tan pequeño este Pan, pesa tanto?. Son y satisfacen mas de lo que parecen las cosas que yo doy. Concluyó la Virgen. Pruébalo. Desapareció con esto: Aliviose Isabel; y sobróle del pan para repartir después en todos los de su CasaSiendo tradición antigua no vestir a la Virgen de la Sierra a la vista de mujer alguna y habiéndose ordenado a tal efecto despejar la Capilla, en el momento en que Isabel se disponía a salir, la Virgen le habló:Hija, no te muevas: que yo te esconderé de suerte que no te vean, Realizado el acto, nadie reparó en su presencia pese a ser de día y estar alumbrada la Capilla con sus lámparas.En otra ocasión, subiendo de visita al Santuario, sale la Virgen a recibir a Isabel en el lugar denominado La Cruz de Piedra. La acompaña hasta su Capilla de la cumbre y por su mandamiento le sirven comida los Angeles, avisándole que Dios la quería para otra tierra. Así tras varios acontecimientos familiares y económicos, se ausenta de su pueblo natal de Villarroya para trasladarse (durante 18 años) a Calatayud. Orando ante la imagen de la Virgen de la Sierra, ésta se comunica espiritualmente con Isabel y la traslada al templo de Montserrat (Cataluña), al objeto de mostrarle la representación que allí tiene. Posteriormente le ilustra sobre los innumerables templos que igualmente están consagrados a su culto por todo el orbe. Poco más podemos añadir a la bibliografía de la venerable Isabel Pobar que no se diga ya en este libro único escrito por don Joaquín Aranda. Ocasionalmente hemos encontrado en un libro-inventario (siglo XVIII) existente sin clasificación en el archivo de la iglesia parroquias de Villarroya, algunos datos significativos alusivos a la existencia en la iglesia de un cuadro - hoy desaparecido- con la representación pictórica de su imagen. Este testimonio puede servir como aportación documental del reconocimiento y devoción locales habidos en tiempos precedentes hacia su persona,olvidada posteriormente al igual que otros muchos modelos y acontecimientos de la historia y la cultura de la villa, no quedando actualmente en la memoria de los villarroyenses tras los 383 años de su nacimiento recuerdo alguno de la existencia de los hechos extraordinarios protagonizados por esta mujer excepcional.